“-¿No le gusta mi nombre?-le pregunté extrañado.-Me gusta tanto como a usted el mío.”
“-!Bravo!-gritó jubiloso-.!Así me gusta oírlo hablar! Con eso usted me está demostrando que ha madurado y que puede aceptar a las personas tal como son y disculpar sus errores. Hay mucho amor dentro de usted, Panchito, y el amor es lo único que transforma a las almas en excelentes.”
“-Mire, Panchito- se puso de pie-, usted necesita, a como dé lugar, salir del abismo en el que ha caído. Sé que no va a ser nada fácil, que le llevará bastante tiempo ponerse en forma y aprender a escalar la empinada montaña de la tristeza,pero, por lo menos, ya tiene su equipo; todo está en que se decida y comience a practicar”
“-¿Y no le parece que también es importante lo que usted sienta?-me dijo-.¿No cree que siempre es mejor la más amarga de las verdades que la más dulce mentira?-me preguntó.-Sí, tiene usted razón -admití-, pero si la abandona ella terminará con su vida...-¿Entonces usted piensa que lo correcto es sacrificar la suya a cambio de la de ella?-me preguntó”
“La vida siempre presenta dificultades, pero si usted a la primera se rinde, está demostrando que se conforma con ser número dos, y que está dispuesto a que cualquier persona un poquito más preparada que usted le pueda dar órdenes. !Decida su lugar en la vida!”
“Cuando una persona ha significado mucho en nuestras vidas, para bien o para mal, y se ha ido, no debemos tratar de encerrarla en el olvido, porque el olvido tiene una puerta que se abre cuando menos lo esperamos y nos lanza los recuerdos como caballos salvajes que nos patean el alma. Aprenda a domar el recuerdo de esa muchacha. Los recuerdos domados no lastiman...Supongo que algo, bonito, digno de recordar, le habrá dejado...”
“-Tía, ¿por qué tienes los ojos de tantos colores?-Porque son color del tiempo, mi amor”