“-Tía, ¿por qué tienes los ojos de tantos colores?-Porque son color del tiempo, mi amor”

“-¿Por qué me miran con esos ojos? Las miradas rencorosas son muy feas. Además, desearle mal a un prójimo no es bueno.”

“-Mire, Panchito- se puso de pie-, usted necesita, a como dé lugar, salir del abismo en el que ha caído. Sé que no va a ser nada fácil, que le llevará bastante tiempo ponerse en forma y aprender a escalar la empinada montaña de la tristeza,pero, por lo menos, ya tiene su equipo; todo está en que se decida y comience a practicar”

“¿Cómo que un cincuenta por ciento?-Sí, Chabelita-le explico-:cuando uno tiene la intención de hacer algo, ya sólo por ese simple hecho, se tiene el cincuenta por ciento realizado.”

“-Cuando tenga ganas de llorar, hágalo-era la voz de mi tío Tacho-. Y hágalo fuerte, sin pena. Es la única forma de que la tristeza se licue y se nos salga del cuerpo. Porque la tristeza es dura, Panchito, muy dura...”

“Cuando una persona ha significado mucho en nuestras vidas, para bien o para mal, y se ha ido, no debemos tratar de encerrarla en el olvido, porque el olvido tiene una puerta que se abre cuando menos lo esperamos y nos lanza los recuerdos como caballos salvajes que nos patean el alma. Aprenda a domar el recuerdo de esa muchacha. Los recuerdos domados no lastiman...Supongo que algo, bonito, digno de recordar, le habrá dejado...”

“-¿No le gusta mi nombre?-le pregunté extrañado.-Me gusta tanto como a usted el mío.”