“Há quanto tempo eu não olhava você dormir? (...) E o que vejo agora é que, embora há anos durma sem mim, longe de mim, CONTRA MIM, continua dormindo com os braços amassados debaixo do travesseiro...”
“Dos cosas lo rondan, sin embargo: una, la imagen de los dedos de ella abriéndose paso por entre los rulos de su mejor amigo, el contoneo de esa patrulla de soldaditos voluptuosos que exploran cada recodo de esa selva oscura y de pronto, lánguidos, se abandonan al roce de los mechones espiralados, ceden a la resistencia que le oponen las matas espesas y por fin, exhaustos, se quedan quietos, como camuflados en la maraña de pelo, a la espera de la próxima batalla; dos, la intensidad, la energía con que se besan, y sobre todo la duración de los besos, tan dilatada que a veces él, que desde ese primer día de clases ya no puede dar un paso en el colegio sin encontrárselos, sin sorprenderlos uno en brazos del otro, trenzados en una de esas ceremonias de succión mutua que los raptan del mundo, tiene la impresión de que van dejando de moverse, aplacan la respiración, se dejan mecer por el ritmo de lo único que sigue vivo en ellos, la danza muda de sus lenguas, y terminan por dormirse.”
“...the great theme of the private journal in the 20th century is sickness.”