“En lugar de eso, lo que decía era: -Hay alguien que olvida cuáles son sus obligaciones semanales.Hablar con ella suponía un complicado ejercicio, difícil de entender para quien no lo haya experimentado. Mis circuitos mentales debían hacer ese triple esfuerzo de preguntarse: A: ¿Quién debe ser ese "alguien"? B: ¿Qué "obligación" he descuidado? C: Por el amor de Dios, ¿por qué no habla claro?”