Federico Gamboa Iglesias (Ciudad de México; 22 de diciembre de 1864 - íb.; 15 de agosto de 1939) fue un escritor y diplomático mexicano. Se le ha considerado como uno de los máximos exponentes del naturalismo en México. Escribió novelas, obras de teatro, artículos para periódicos y revistas, así como una autobiografía cuando tenía 28 años de edad. Durante muchos años llevó el registro de su andar y pensar, anotaciones que aparecieron en forma de cinco diarios. De forma póstuma se publicaron dos tomos más de estos diarios.
Federico Gamboa ha pasado a la historia como uno de los novelistas mexicanos más representativos del régimen porfirista. José Emilio Pacheco afirma que Gamboa era “un desarraigado geográfico que en la sociedad porfiriana encuentra un sitio”. 5 Federico Gamboa fue, ante todo, un hombre que buscó hacer de esa época de bonanza el fin (en los dos sentidos de la palabra) de su vida. Para el escritor y diplomático, ser parte del Porfiriato era algo más que una casualidad: era inevitablemente su sino, el puerto en el cual habría de anclar, para encontrarle sentido a sus días, sin embargo, la realidad, que suele ser más terca y prosaica que los mejores deseos, le enseñó que solo era una etapa, una aventura con fecha de caducidad. Porfirio Díaz abandonó la escena pública en mayo de 1911. Gamboa se dio el lujo de recibir a Díaz a su llegada a Europa y conservar su puesto de Embajador en los países bajos. Durante el gobierno de Victoriano Huerta fue invitado a ocupar la cabeza de la Secretaría de Relaciones Exteriores. Su regreso a México marcaría el fin de su vida como servidor público y de la época de bonanza. Durante el gobierno de Venustiano Carranza, Gamboa se vio obligado a exiliarse, junto con su esposa, María Sagaseta y su único hijo, primero en los Estados Unidos y después en la Habana, Cuba, durante cinco años (1914 - 1919).