“Declarar que nunca se es culpable significa que nunca se es capaz. La negación de la propia acción que uno comete cuando ésta provoca daño conlleva vaciar moralmente la propia identidad.”
“Queda la responsabilidad. A mi entender, es ella, más que la justicia y la solidaridad, el eje axial del discurso cívico. La responsabilidad es el centro de la atención moral, no la reciprocidad ni el interés propio. La responsabilidad surge de la proximidad del otro, que se transforma en prójimo estando cerca. La alternativa es la distancia social y sus variados nombres: la independencia, la autorrealización, el autocontrol, la reserva. Es decir, toda la batería de sentimientos morales del individualismo liberal”