“¿Quién conoce el bien?. le preguntaron a Dante y él respondió: sólo quien conoce el mal.”
“¿Por qué entonces no empezar a partir de cero? Nada está perdido cuando reconocemos que todo está perdido y hay que volver a empezar.”
“Se nos enseña a divertirnos, a comprar cosas inútiles, a comer como glotones, a ambicionar un poder absurdo social y económico –comentaba con su exaltación característica ciando algo le interesaba–. Pero dígame quién nos enseña la mesura, la humildad, el amor a la vida. Y, sobre todo, ¿nos enseñan a concentrarnos, a controlar nuestro cuerpo?”
“Hay realidades que son infinitamente más difíciles de aceptar que la muerte.”
“Por alguna misteriosa razón los humanos nos refugiamos en aquello que más peligro nos significa, como los niños que temen la oscuridad pero juegan a hacer equilibrios en el barandal del balcón. ¿No es horrible darse cuenta de que aquello que más se teme es en el fondo lo que más se desea?”
“la experiencia de conversión, de cualquier clase que ella sea, tiene como común denominador un derrumbamiento total del ego.”
“Por otra parte, el diablo no aparecía siempre como una figura repulsiva, sino como un reflejo de la propia conciencia. La culpa nacía de lo que había dejado de hacerse –la vida no vivida– y no de lo que se había hecho. Así, más que por la imagen misma, la angustia era provocada por el vacío en que había caído la existencia como en un pozo interminable […] Dante decía que no hay mayor dolor que en los tiempos de infelicidad recordar los tiempos felices, Quizá no es menor el dolor de imaginar la dicha que nos negó nuestro temor a vivir.”
“Había fracasado tantas veces que uno también se cansa de fracasar, así como uno se cansa de vencer y de estar sano y de llevar una vida normal.”
“– Y a veces (¡qué difícil reconocerlo!) nada está tan cerca del bien como el mal.”
“Entregamos nuestra vida a las cosas y luego nos sorprendemos de haberla perdido”