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Javier Negrete

Licenciado en Filología Clásica, Negrete ha sido profesor de griego (desde 1991, y actualmente en 2016, da clases en el Instituto de Educación Secundaria Gabriel y Galán de Plasencia) y sus novelas son principalmente del género de fantasía y ciencia ficción, aunque también ha incursionado exitosamente en la novela erótica.

Su andadura literaria comenzó con la publicación de la novela corta La luna quieta, que apareció en la primera antología del premio UPC de ciencia ficción en 1991, del que fue finalista. Al mismo certamen, Negrete presentó también el relato En el vientre de la ballena.

En 1992 sale el Estado crepuscular, que ganó el Ignotus 1994 y el premio de la editorial Gigamesh el mismo año.

Lux Aeterna mereció una mención especial en la edición del premio UPC 1995. Al año siguiente publica Nox Perpetua, con un carácter mucho más aventurero que sus anteriores obras, enmarcándose en la literatura clásica de aventuras.

En 1997 aparece Memoria de dragón, novela que se mueve en el ámbito de la literatura fantástica juvenil. Ese mismo año se publicó su primera novela larga, La Mirada de las furias, que ganó el premio Ignotus.

En 2000 por fin consigue el premio UPC con el relato Buscador de sombras. Tres años más tarde publica Héroes de Kalanum, considerada por algunos como novela juvenil. Ese mismo año presenta al premio UPC su novela corta El mito de Er, que finalmente ganaría el premio Ignotus. Otro gran éxito suyo de 2003 fue La amada de los dioses, finalista del premio La sonrisa vertical, que se otorga a las mejores obras eróticas.

En el año 2003 realiza un cambio radical y demuestra sus amplias dotes para la fantasía heroica con su novela La espada de fuego. Se trata de una fantástica historia que gira en torno a Zemal, la legendaria espada de fuego forjada por los Dioses. Muerto su anterior portador, comienza la carrera para hacerse con ella. Los más grandes maestros de la espada, los tahedoranes, tendrán que enfrentarse entre ellos por el premio final. Derguín Gorión, un joven tahedorán, acompañado de poderosos amigos, entra en pugna por la espada. Frente a él, el más temible de los enemigos, Togul Barok, el elegido de los dioses, el hombre de las dobles pupilas. La espada de fuego fue un gran éxito de ventas y de crítica, siendo aclamada también en Francia. En realidad, se trata de la primera novela de Negrete, quien a los 17 años intentó publicarla con el título de La jauca de la buena suerte, pero no encontró respuesta por parte de las editoriales. Defraudado, la escondió en un cajón hasta que decidió retomarla, reescribiéndola completamente. Posteriormente la segunda parte de la novela -El espíritu del mago, otro éxito de ventas-, que está pensada como una trilogía.

En 2006 Señores del Olimpo, que retoma uno de los temas con los que Javier Negrete se encuentra mejor, la mitología griega, mereció el primer galardón en el Premio Minotauro de Fantasía. Esta novela es la historia del enfrentamiento entre Zeus y Tifón, un demonio alado.

Al año siguiente publicó Alejandro Magno y las águilas de Roma, una ucronía en la que Alejandro Magno se lanza a la conquista de Occidente enfrentándose a las legiones romanas. Esta obra marca una cierta transición hacia la novela histórica, género al que dedicó su siguiente novela: Salamina (2008), en la que narra los acontecimientos en torno a la famosa batalla naval.

En 2009 volvió a la Grecia Clásica con la publicación de un ensayo sobre su historia: La gran aventura de los griegos y un año más tarde ve la luz Atlántida, un Tecno-thriller en el cual los protagonistas hallan la ubicación exacta del continente perdido. A mediados de 2010 también se anunció la inminente publicación de la conclusión de su serie de Tramórea: El sueño de los dioses. Posteriormente el propio autor anunció que dicha conclusión de dividiría en dos partes: la mentada El sueño de los dioses y El corazón de Tramórea, publicados en octubre de 2010 y mayo de 2011, respectivamente.


“Por encima de todo, había aprendido la lección que su soberbio hijo jamás entendería. Que el verdadero poder, si quiere perdurar, debe ser anónimo, permanecer oculto y manejar los hilos desde las sombras. Pues si nadie sabe donde reside, nadie intentará suplantarlo.”
Javier Negrete
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“Al principio eran ninfas de blancos brazos y turgentes pechos que seducían a los hombres; pero luego, cuando cundió la voz y los jóvenes ya no eran tan incautos de dejarse dominar por la lujuria, las náyades se mostraban en su verdadera forma, y de las aguas surgían largos brazos cubiertos de escamas verdes que arrastraban a sus presas a las honduras de los ríos y los estanques para ahogarlos.”
Javier Negrete
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“Aquella arruga reflejaba dos características de su naturaleza: su mal carácter y su perenne perplejidad ante cualquier operación mental más compleja que sumar dos y dos con los dedos.”
Javier Negrete
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“Los humanos juraban cumplir su palabra poniendo por testigos a los dioses, pero ¿ante quién podrían jurar los propios inmortales?”
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