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Katherine Pancol

Katherine Pancol moved from Casablanca to France when she was five. She studied literature and initially became a French and Latin teacher, before turning to journalism. While working for Paris-Match and Cosmopolitan, she is noticed by an intuitive publisher who encourages her to begin writing. Following the success of her first novel Moi D'abord (Me First) in 1979, Pancol moves to New York City where she spends the next decade pursuing creative writing and screenwriting classes at Columbia University while producing three more novels La Barbare in 1981, Scarlett, si possible and Les hommes cruels ne courent pas les rues.

Influenced by the American way of life, her style becomes even more enjoyable, action packed and fast paced.

Pancol's insights into human psychology, and particularly women, are amazingly accurate and her sense of details often shaded with wry humor. Her gift to lift people's spirits while providing great entertainment has been key to her success, inspiring many women to dare to be themselves while keeping a positive relationship with life itself.

Her novel The Yellow Eyes of Crocodiles (published in 2006) has been a huge success in France, where it sold more than one million copies and received the "Prix de Maison de la Presse, 2006" for largest distribution in France. Katherine Pancol was awarded "Best author 2007" by Gorodets Publishing (Moscow). The Yellow Eyes of Crocodiles was the 6th best sold book in France in 2008 (Le Figaro Littéraire). The Yellow Eyes of Crocodiles is already being translated into Russian, Chinese, Ukrainian, Polish, Italian, Korean, Vietnamese and Norwegian.

Katherine Pancol is divorced and has two grown children. She lives in Paris, France where she is currently writing the third sequel to The Yellow Eyes of Crocodiles.

Pancol updates her blog every week on her web-site (http://www.katherine-pancol.com). - from Wikipedia


“Una persona sin sueños es alguien tan pequeño... Tan pequeño, tan inútil... Da pena ver a una persona que sólo tiene lo cotidiano, la realidad de lo cotidiano. Es como un árbol sin hojas. Hay que poner hojas en los árboles. Pegarles un montón de hojas para que se conviertan en árboles altos y hermosos. Y si por casualidad hay hojas que caen, se añaden otras. Más y más, sin desanimarse... Las almas respiran en el sueño. La grandeza del hombre se cuela en el sueño. Hoy ya no respiramos, nos ahogamos. Hemos suprimido los sueños, como hemos suprimido el alma y el Cielo...”
Katherine Pancol
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“La vida había continuado después, la vida continúa siempre. Te da razones para llorar y razones para reír. Es la vida, Joséphine, confía en ella. La vida es una persona, una persona que hay que tomar por compañera. Entrar en su corriente, en sus remolinos, a veces te hace tragar agua y te crees que vas a morir, y después te agarra por el pelo y te deja más lejos. A veces te hace bailar, otra te pisa los pies. Hay que entrar en la vida como se entra en un baile. No parar el movimiento llorando por uno, acusando a los demás, bebiendo, tomando pastillitas para amortiguar el choque. Bailar, bailar, bailar. Pasar las pruebas que te envía para hacerte más fuerte, más determinada.”
Katherine Pancol
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“C'est comme une furie en moi, une perversion qui me pousse à désirer ce que je méprise le plus au monde.”
Katherine Pancol
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“Moi je me marre et je suis pauvre, vous vous emmerdez et vous êtes riche.”
Katherine Pancol
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“Seul l'homme qui s'est trouvé, l'homme qui coïncide avec lui-même, avec sa vérité intérieure, est un homme libre.”
Katherine Pancol
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“Depuis, elle pleurait des baignoires.”
Katherine Pancol
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“La felicidad, pensó, está hecha de pequeñas cosas. Siempre se la espera con mayúsculas, pero llega a nosotros de puntillas y puede pasar bajo nuestras narices sin darnos cuenta”
Katherine Pancol
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“deseo, esa «fuerza Misteriosa que hay detrás de cada cosa». ¡Cómo le gustaban esas palabras de Alfred de Musset! El deseo que hace que toda la superficie de la piel se alumbre y desee la superficie de otra piel de la que no se sabe nada. Antes de conocerse ya son íntimos. Ya no se puede vivir sin la mirada del otro, sin su sonrisa, sin su mano, sin sus labios. Se pierde el rumbo. Se vuelve uno loco. Se le seguiría al fin del mundo, mientras la razón dice: Pero ¿qué sabes tú de él? Nada, nada, ayer mismo no sabíamos ni su nombre. ¡Qué hermoso ardid inventado por la biología para el ser humano, que se creía tan fuerte! ¡Qué triunfo el de la piel sobre el cerebro! El deseo se infiltra en las neuronas y las embota. Nos encadenamos, nos privamos de libertad. En la cama, en todo caso…El último eslabón de vida primitiva”
Katherine Pancol
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“What a glorious day !”
Katherine Pancol
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“Mais surtout, surtout Jonathan, un matin où passait le facteur, un petit matin gros et froid, un matin où il ouvrait sa grande sacoche jaune et pleine; soufflant de la buée en cherchant le courrier, j'ai ressenti un frisson qui a couru tout mon corps et m'a effarée. Un frisson qui m'a gelée sur place, un frisson qui s'est transformé en éclair et m'a foudroyé la nuque : j'ai compris que j'attendais vos lettres, j'attendais vos mots, j'attendais vos descriptions d'auberges, de routes, de famille française, de soupe au chou...J'étais en train de vous attendre.J'allais donc souffrir de vous.Et je ne veux plus souffrir Jonathan.En ce mois de décembre, j'ai couru à Paris, j'ai couru dans Fécamps, j'ai couru dans ma maison, j'ai couru dans la librairie pour me sauver de vous, vous abandonner sur vos petites routes aux arbres secs et noirs.J'avais peur”
Katherine Pancol
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