Nací en Lleida, me descubrí en Barcelona y dejé una parte de mí en Islandia. Enamorada de esa tierra en la que desvían carreteras para no molestar a los elfos, de Peter Pan y del chocolate.
Con ocho años supe que quería ser escritora y con veintidós, justo al terminar la carrera, que no quería dedicarme al periodismo. Ahora vivo rodeada de libros: en el trabajo, en casa y, por supuesto, en mi cabeza.
Mi primer libro publicado, "Los días que nos separan", fue ganador del I Premio La Caixa / Plataforma Neo. También he publicado "Heima es hogar en islandés" (Plataforma Neo) y "Nosotros después de las doce" (Puck).
“-¿Mientras la luna siga colgada ahí arriba?-Nunca te devolví tu dedal.”
“Él tenía razón, y ahora lo veo más claro que nunca. El tiempo no tiene suficientes días para separarnos.Sé que algún día volveremos a estar juntos. En el cielo, en el infierno, en la tierra o en las profundidades del océano. El lugar es lo de menos.”
“Víctor, de forma totalmente inconsciente, lo había comprendido antes que ella: el tiempo no tenía días suficientes para separarlos. Se dice que cuando la gente muere antes de tiempo y deja algo atrás, su espíritu no puede avanzar. Abril se había dado cuenta de que a veces lo que dejas atrás es tan fuerte que sólo con esperar no es suficiente. A veces el destino te debe una segunda oportunidad. Aquella era la suya.”
“Aunque pase una eternidad, seguiré pensando en ti. El tiempo no tiene suficientes días para separarnos.Hasta entonces, cada suspiro que lance llevará tu nombre.Te quiero, en este y en los cinco continentes. Siempre impertinente tuyo, Víctor.”
“No lloro.No grito.No maldigo.Me limito a dejar que el tiempo pase.”
“No puedes limitarte a ver la vida pasar, conformándote con lo establecido. Tú también tienes derecho a elegir.”
“Que te quiera no significa que quiera estar a tu lado.”
“Nadie tiene elección. Todos tenemos que jugar en el bando en el que nos ha tocado nacer.”
“-¿Qué leías?Guardó silencio durante unos segundos y al final admitió:-Peter Pan y Wendy.Héctor fingió sorprenderse, pero la risa lo traicionó.-Tú y tus lecturas raras...-Oye, que es un clásico.-Infantil.-Sí, bueno. Con algo tendré que alimentar a mi niña interior, ¿no? No voy a dejar que se muera de inanición como hiciste tú con el tuyo -le dijo medio en serio medio en broma. Su amigo le dirigió una mirada inquisitiva y Abril dijo-: Admítelo. Lo mataste. Al Héctor-niño, digo. Y ahora eres demasiado maduro.”
“El tiempo no tiene suficientes días para separarnos.”
“Me hacía sentir querida, pero, sobre todo, afortunada. Todos esos sentimientos siguen aquí, a flor de piel, y no voy a permitir que se marchiten. Sería como dejar que un árbol muera durante el invierno sólo porque es una época difícil.”