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Mariela Villegas Rivero

Mi nombre es Mariela Villegas Rivero. Soy escritora mexicana. Nací el 29 de enero de 1983. Estudié Licenciatura en Lenguas Modernas y ahora trabajo como maestra de una escuela secundaria en mi ciudad natal, Mérida, Yucatán. A diferencia de muchas autoras que he conocido, yo no empecé el trayecto a la palabra escrita devorando libros. Buscaba un lugar en el mundo, un propósito, y éste apareció súbitamente a mis veintiséis años con mi primera historia, Luna Llena, una novela de romance paranormal basada en el libro Amanecer de la autora Stephenie Meyer, aunque convertida en una trilogía llamada Lunas Vampíricas tiempo después, con carácter y alma propios. En estos años, me he dado a conocer alrededor de mundo a través de las redes sociales y diversos medios de comunicación. Mi opinión ha sido publicada en páginas web como Escribe Romántica, El Rincón del Romance, entre otros sitios web de giro literario. Participo activamente en la Revista NR con microcuentos para una de sus columnas y soy coeditora de la Revista Literaria "Luz de Dos Lunas", junto con Andrea V. Luna. He sido entrevistada en los programas de radio por internet, Café entre Libros, de la Universal Radio, y Revista Radio de las Artes, de Diana Ríos. Llevo hasta ahora, 2015, dieciocho libros en mi haber de distintos géneros y un premio literario por mi novela Noche de Brujas (Premio III Plumas de Pasión por la Novela Romántica, Paranormal y Romance Juvenil). Soy completamente autodidacta y en mi opinión, cuando se tiene un sueño, no importa qué tan imposible parezca, se debe luchar por él, y a eso me aboco día con día. La inmortalidad se puede alcanzar mediante la trascendencia de nuestras ideas.


“Cuando la luna me ciega con su fulgor eterno, tu luz tenue apacigua mi espíritu. Que no seas eterno inspira más poemas en mi piel que las mil historias que relato, puesto que al saber que prescindo de tu amor, le atesoro más que las más valiosas joyas. Nada en mi constante existencia ha significado más que tú, mi maravilloso compañero. Ningún extremo más que el ardor de tu mirada, suaviza el fruncir de mi ceño. Eres implacable certeza, exquisita quietud, divina fuente de paz. Eres todo y calmas a la nada que desea disiparme con impasividad. Mi deseo, mi lucero, mi luna extrañamente cercana a mi planeta. Te veo soñar y anhelo ser el rostro que se entremeta en tus convalecientes quimeras, para en un rato abrir esas ventanas fulgurosas de alma transparente y desear... desear que jamás nos separe un suspiro más, porque años han sido nuestros verdugos infinitos. Quien merece amor como el nuestro lo obtiene, mi dulce espíritu ambivalente. Quien desea de corazón meterse en los labios de una musa errante, obtiene lo que has tenido, un sabor de mil sabores que no se comparte. Una boca de mil bocas que cuentan historias de mil historias, pero cuya principal promesa eres tú, mi exquisito ángel caído del paraíso. Y si adorarte se vuelve mi mayor testigo, culpable del crimen soy al que me han sometido, puesto que en mi vida, mayor serenidad que en ti no hay, ni mayor anhelo que busque mi psique desazonada y sazonada por tu bello rostro. Todo y nada vale la pena de entremeterme entre tus labios. Todo y nada, mi dulce ángel de sueños entrelazados.”
Mariela Villegas Rivero
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“Sé cuánto me amas tanto como sé que este sol se pone en las tardes porque siente nostalgia de la obscuridad, y no puede esperar a que la noche le cubra entre sus brazos porque el abrigo de las sombras es más cálido que su brillo. Porque las estrellas aparecen cuando su luminosidad les da paso, y el cielo les sonríe, permitiéndoles convertirse en las deidades del tiempo y el espacio, junto a la luna sonriente y cambiante, como tú y como yo. Somos esas estrellas eternas que acompañan la noche. Somos la frialdad y el fuego abrasador. Somos dos astros fundidos en uno. Somos la mortalidad y la eternidad universal. Somos tú y yo. " (El Ángel de las Sombras, Mariela Villegas R)”
Mariela Villegas Rivero
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“Mis pupilas se posan en la luna negra poco perceptible al ojo humano. Esta noche es especialmente oscura. Un de esas noches en las que la nostalgia de la eternidad te cubre con su manto frío, provocando el tiritar de tus huesos muertos y vacíos, llenos de la perpetua nada que acompaña al ser que una vez tuvo llameante sangre en las venas. Esta misma fecha, un dieciocho de diciembre de mil novecientos ochenta y dos, un vampiro acabó con mi vida." (Relato)”
Mariela Villegas Rivero
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“El hielo es efímero. Se derrite con la primera oleada de luz solar. Nuestro amor no es así. Nuestro amor es como un árbol, de los que crecen en estos bosques. ¿te imaginas que difícil debe ser para las semillas, florecer en un ambiente tal árido y salvaje como este? Diseñado, no para dar vida, si no para aniquilarla y aun así se convierten en frondosos y fuertes troncos, capaces de proveer a otros seres con refugio y madera, para lo que sea que la necesiten. Resisten ventarrones, frío y desalentadores inviernos, de modo grácil y casi inmortal, como el alma de un vampiro. Y siguen ahí por años, a veces, siglos. Eso somos nosotros, árboles de invierno en Alaska. Así es nuestro amor, mi hermosa niña.”
Mariela Villegas Rivero
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