“Parece como si todo estuviera encerrado y protegido por una campana de vidrio delgadísimo, y el calor hace más pesados los movimientos; pero dentro de mí no hay calma. Es como si una rata estuviese royéndome el alma de manera tan imperceptible que incluso parece dulce. No estoy mal pero tampoco estoy bien, lo inquietante es que no estoy.”