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Pablo Huneeus

Pablo Huneeus es el sociólogo más prolífico y leído de Chile.

Nació el 8 de abril de 1940 en calidad de quinto hijo del ingeniero civil y empresario Agustín Huneeus Salas, cuyos impulsos filantrópicos lo llevaron a fundar la Academia Musical de Providencia, institución dedicada a enseñar música clásica. Su madre fue la periodista radial y escritora Virginia Cox Balmaceda. Proviene, pues, de ese raro estrato que el escritor Carlos Ruiz Tagle definiera como gente rica pero honrada y que doña Virginia, con un sentido más práctico, tildó de los nuevos pobres.

Rodeado de libros, en una casa más frecuentada por virtuosos del violín que por hombres de negocio, desde temprana edad se inclina hacia las inquietudes humanistas; literatura, filosofía e historia. En el colegio San Ignacio de calle Alonso Ovalle 1149, esa curiosidad intelectual por el fenómeno humano es encauzada, bajo el influjo del padre Alberto Hurtado, hacia una conciencia tangible de la cuestión social. Es así como llegado el momento de entrar a la universidad, en lugar de optar por carreras seguras y rentables, como derecho o economía, integra la primera camada de la recién fundada Escuela de Sociología de la Universidad de Chile.

En cuanto completa sus estudios en el país, gana una beca de Naciones Unidas para proseguirlos bajo la dirección de Alain Touraine en la Universidad de París, donde obtiene su Doctorado en Sociología.

Estando en Francia postula a un concurso para oficiar de ayudante del sociólogo Herbert Hyman, catedrático de la Columbia University de Nueva York, en una investigación mundial sobre métodos de inducir cambio tecnológico y organizativo en comunidades rurales. Dicho proyecto de dos años de duración se basa en el Instituto de Estudios del Desarrollo Social de Naciones Unidas en Ginebra, Suiza. A Huneeus le toca adecuar los instrumentos al contexto latinoamericano y supervisar el trabajo de terreno en los países de habla hispana seleccionados (México, Colombia y Ecuador).

Dicho estudio fue la piedra angular de los magnos proyectos de desarrollo rural emprendidos por el Banco Mundial y el BID en favor de comunidades base y que hasta el día de hoy siguen mejorando el nivel de vida campestre con cosas tan esenciales como sistemas de agua potable en pueblos chicos.

Ahora bien, estando ya en su fase de redacción del informe final y teniendo a la mano promisorias ofertas en organismos internacionales, llega a una reunión de la OIT en Ginebra el Ministro de Trabajo y Previsión Social del recién elegido presidente Eduardo Frei Montalva. Le sugiere a Pablo que organice en Chile una oficina de colocaciones a la europea. Entusiasmado con la oportunidad de servir a su país en una capacidad ejecutiva del área social funda el Servicio Nacional del Empleo (SENCE) destinado originalmente a conciliar ofertas con demandas de empleo y ejerce por tres años como su primer director.

Esa experiencia plasma sus dos primeros libros: uno sobre el flagelo de la cesantía que ve venir (El Problema de Empleo y Recursos Humanos) y otro sobre el fenómeno administrativo (Los Burócratas, un nuevo análisis del Estado) que lo proyecta más allá del ámbito académico al cual estaba dirigido. Por primera vez, dice el crítico literario Alone en el diario “El Mercurio, vemos en la literatura chilena abordar el tema de la burocracia, a la vez en broma y en serio, con un conocimiento acabado del asunto e innegable buen humor...Puede jactarse Pablo Huneeus de haber hundido su estilete medio a medio y hasta el fondo de uno de los grandes problemas de nuestra organización civilizada.

Simultáneamente, desde su vuelta desarrolla una dilatada docencia universitaria, primero como profesor del Centro de Estudios Humanísticos de la Universidad de Chile, donde ejerce la cátedra de sociología industrial en la Escuela de Ingeniería. A mediados de los años setenta, cuando las ciencias sociales son vistas con sospecha, despliega la crucial labor de legitimar la sociología. En la U


“Cada miembro de la familia humana tiene su misión y nace con singular habilidad. El problema es encontrarla, o sea descubrir ese llamado al interior de uno mismo. El sistema educacional, esa tremenda Gestapo de la cultura, en lugar de ayudar al joven a conocerse, tiende a conformarlo en el rebaño...”
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