Pío Baroja y Nessi (1872-1956) nació en San Sebastián y vivió durante casi toda su vida en Madrid, donde estudió Medicina. Su ejercicio como médico fue breve, en Cestona. Volvió a Madrid, donde entró en contacto con Azorín y Maeztu, que le llevaron a entregarse a la literatura, su gran vocación.
Publicó sus primeros libros en 1900 tras una serie de colaboraciones en diarios y revistas. Siguió una etapa de intensa labor que conjugó con viajes por España y Europa. En 1911 publicó El árbol de la ciencia. Hasta entonces había publicado ya, además de cuentos, artículos y ensayos, diecisiete novelas que constituyen lo más importante de su producción. Su fama se consolidó y su vida se consagró a escribir, volviéndose cada vez más sedentaria. En 1935 ingresó en la Real Academia. Durante la Guerra Civil pasó a Francia, pero en 1940 se instaló de nuevo en Madrid. Murió en 1956.
Pío Baroja fue el más importante novelista contemporáneo por sus extraordinarias dotes de narrador. Su influencia posterior ha sido enorme y los novelistas de la posguerra siempre le reconocieron como su maestro. Fue un escritor fecundísimo. Sus novelas son más de sesenta. Él mismo agrupó muchas de sus novelas en trilogías (34), pero estas clasificaciones, con alguna excepción, frecuentemente carecen de relación entre las obras que las integran. Hay que destacar las distintas trilogías:
- «Tierra vasca», formada por La casa de Aizgorri (1900), El nayorazgo de Labraz (1903) y Zalacaín, el aventurero (1909). Esta última es un ejemplo de la novela de acción de Baroja. Narra, animada y ágilmente, la vida del vasco Martín Zalacaín: su infancia y aprendizaje para la vida, las trepidantes aventuras de contrabandista, su antagonismo con Carlos Ohando, el amor y la muerte trágica, todavía joven, y el halo de héroe popular creado en torno suyo.
- «La lucha por la vida»: La busca (1904), Mala hierba (1904) y Aurora roja (1905). La primera es para muchos la obra más intensa del autor: cuenta la historia de un muchacho, Manuel, que, venido de un pueblo a Madrid, va pasando por diversos ambientes y oficios hasta terminar en los suburbios de la ciudad, entre mendigos, golfos y vagos, al borde de la delincuencia. Baroja, con intención social testimonial, pinta descarnada y sombríamente, las clases medias bajas y, particularmente, los estratos más miserables de la sociedad madrileña de finales y comienzos de siglo: cuadros de ambiente, tipos de toda calaña —pícaros, prostitutas, criminales, proletarios— , la mendicidad y la miseria; y en medio, Manuel, que por su falta de voluntad y por la total desorganización social, se va degradando cada vez más, aunque no definitivamente, en la difícil lucha por la vida.
- «La raza», a la que pertenecen El árbol de la ciencia, La dama errante y La ciudad de la niebla. El árbol de la ciencia es una novela típicamente noventayochista, en cuanto que refleja la crisis existencialista vital del inadaptado protagonista, Andrés Hurtado, sus disquisiciones pesimistas, las dolorosas experiencias que le conducen al suicidio, le dan pie a Baroja para realizar una feroz crítica de la sociedad española de su tiempo. En esta novela hay abundantes aspectos de la vida del propio Baroja.
Además escribió cuentos, novelas cortas, libros de viajes, biografías, ensayos… Resultan también destacables sus memorias, tituladas Desde la última vuelta del camino, siete volúmenes que constituyen un importante testimonio de la personalidad del autor y un excepcional panorama de toda una época.