“—No importa —dijo Perséfone—. Él no tenía que hacerlo. Mientras goberné con él sólo hicimos unas pocas excepciones, e incluso entonces había tantas advertencias que en realidad nadie llegaba de nuevo a la superficie. Violó todo lo que lo representaba desde el amanecer de la humanidad para salvar tu vida.”
“Nunca había negociado nada con una mujer. Él mandaba, pedía y exigía, y todo le salía a pedir de boca. Todas querían lo que él tenía para dar, aunque él nunca había disfrutado de ello. Nunca había recibido nada que le hiciera sentir bien. Pero con Miz… Con ella no. Ella le había enseñado lo que era el dolor y la amargura.”
“Desde luego puedes orientar tu vida en ese sentido, puedes esperar que llegue una persona que te lo dé todo. Entonces tendrás esa maravillosa, seductora y emo-cionante ilusión de todo, que te hace palpitar el corazón, que te hace soportable una vida con síntomas carenciales crónicos hasta que agotas la ilusión. Entonces sólo se siente la falta.”
“Le rogó a Dios que le concediera al menos un instante para que él no se fuera sin saber cuánto lo había querido por encima de las dudas de ambos, y sintió un apremio irresistible de empezar la vida con él otra vez desde el principio para decirse todo lo que se les quedó sin decir, y volver a hacer bien cualquier cosa que hubieran hecho mal en el pasado. Pero tuvo que rendirse ante la intransigencia de la muerte.”
“Sólo el individuo que vive en soledad es una criatura sujeta a leyes profundas y si sale al empezar la mañana, o mira hacia la tarde que está vibrante de vida y comprende lo que le rodea, entonces todo se desprende de él, como si de un cadáver se tratara, aunque siga en la plenitud de la vida.”
“Yo había saltado desde el borde del acantilado y justo cuando estaba a punto de dar contra el fondo, ocurrió un hecho extraordinario: me enteré que había gente que me quería. Que le quieran a uno de ese modo lo cambia todo. No disminuye el terror de la caída, pero te da una nueva perspectiva de lo que significa ese terror. Yo había saltado desde el borde y entonces, en el último instante, algo me cogió en el aire. Ese algo es lo que defino como amor. Es la única cosa que puede detener la vida de un hombre, la única cosa lo bastante poderosa como para invalidar las leyes de la gravedad”