“La gente viola con sus sueños: viola la intimidad, viola el lenguaje con el que se expresa, viola esa imagen como mejor le parece. Cuántas veces he tenido sexo con gente en sueños y al día siguiente no me he atrevido ni a saludarla, pensando que en el “buenos días” se notará las “buenas noches que hemos pasado”. Quizá el mundo iría mejor si contásemos nuestros sueños eróticos a los que han sido protagonistas de ellos”
“Tenemos miedos. Todos tenemos miedos, aunque lo bueno de esta vida es que casi nadie nos pregunta cuáles son los nuestros. Los intuyen, los huele, se encuentran con ellos en un día en un aeropuerto, en medio de una calle oscura, al subir a un autobús en una ciudad desconocida… Y de repente se dan cuenta de que somos miedosos al volar, a la oscuridad, a que nos roben o a amar y entregar en el sexo parte de nosotros”
“Mucha gente cree que jamás viajeremos al futuro, pero yo creo que lo hacemos cada noche. Duermes y cuando despiertas han pasado cosas increíbles: se han firmado tratados, han cambiado los valores de la bolsa, hay gente que ha roto con su pareja o se ha enamorado en otras partes del planeta, donde la vida sigue...”
“Recuerdo que mucha gente pensó que todos los que dejasen de dormir venderían su cama. No pasó; la cama aún tenía muchas funciones en la vida de esa gente: amar, tener sexo, descansar con los ojos abiertos, tumbarse, vivir… Se vendieron más camas que nunca.”
“…debes darte cuenta de que nos hemos pasado la vida desde pequeños respondiendo a la pregunta ‘qué me gusta’…y ese ‘qué me gusta’ marca nuestro mundo. Da la sensación de que si nos gusta algo es un indicador del rumbo o un deseo y debes saber que no…Lo que no gusta no es nuestro camino, ni tampoco lo que no nos gusta. A veces el rumbo puede estar en lo que nos provoca indiferencia, en aquello que no nos apasiona ni aborrecemos…Entiende esto. Has de confiar en ti, no en lo que crees que te gusta a ti…La senda no la marca lo que te gusta a ti sino que la marcas tú…”
“El sueño de la noche no nos pertenece. No es nuestra propiedad. Para nosotros es un raptor, el más desconcertante de los raptores: nos arrebata nuestro ser. Las noches no tienen historia. No se ligan unas a otras. Y cuando se ha vivido mucho, cuando ya se han vivido unas veinte mil noches, nunca sabemos en qué noche antigua, muy antigua, hemos partido hacia el sueño. La noche no tiene futuro. Sin duda, hay noches menos negras en las que nuestro ser del días vive aún bastante como para negociar con sus recuerdos.”
“Los hombres que comparten los mismos dormitorios, ya sean soldados o prisioneros, contraen un lazo extraño como si, al quitarse las armaduras con la ropa, se hermanaran cada noche, por encima de sus diferencias, en la vieja comunidad del sueño y del cansancio”