“Hace un momento tenía la preocupación de que no le querías bastante y ahora casi me da miedo verte quererle tanto”
“Hay libros que tenemos a nuestro lado veinte años sin leerlos, libros de los que no nos alejamos, que llevamos de una ciudad a otra, de un país a otro, cuidadosamente empaquetados, aunque haya muy poco sitio, y que tal vez hojeamos en el momento de sacarlos de la maleta; sin embargo, nos guardamos muy bien de leer aunque sólo sea una frase completa. Luego, al cabo de veinte años, llega un momento en el que, de repente, como si estuviéramos bajo la presión de un imperativo superior, no podemos hacer otra cosa que coger un libro de estos y leerlo de un tirón, de cabo a rabo: este libro actúa como una revelación. En aquel momento sabemos por qué le hemos hecho tanto caso. Tenía que ocupar sitio; tenía que ser una carga, y ahora ha llegado a la meta de su viaje; ahora levanta su vuelo; ahora ilumina los veinte años transcurridos en los que ha vivido mudo a nuestro lado. No hubiera podido decir tantas cosas si no hubiera estado mudo durante este tiempo, y qué imbécil se atrevería a afirmar que en el libro hubo siempre lo mismo.”
“sintió algo esponjoso sobre sus labios. Algo cálido que la llenaba de muerte yde vida, de dolor y de pasión, de miedo y de valentía, de vulnerabilidad y de seguridad. Todo lo bueno y lo malo a la vez. Nunca había sentido nada con los besos que le habían dado. Nunca. Y ahora, el guerrero la estaba besando, y ella tenía ganas de llorar y de que la abrazara-Mizar”
“Quienquiera que se inventase eso de que el dinero no hace la felicidad, se regocija Lloyd Hooks, está claro que no tenía bastante.”
“Después de un momento, preguntó:- ¿Y le parece elogiable un mensaje de desesperanza?La observé con sorpresa.-No--repuse --, me parece que no. ¿Y usted qué piensa?Quedó un tiempo bastante largo sin responder; por fin volvió la cara y su mirada me clavó en mí.- La palabra elogiable no tiene nada que hacer aquí -- dijo, como contestando a su propia pregunta --. Lo que importa es la verdad.”
“La besaron tanto entre Inés y su madre que le quedó la cara como caminada, blanda y oliendo a rouge y polvo rachel de Coty, húmeda alrededor de la boca, un asco que el viento le sacó de un manotazo. ”