“Yo soy orgullosa, es decir, inconquistable; maltrato a los pretendientes pero sin la menor pretensión de retenerlos. Los hombres dicen que soy coqueta, porque tienen el amor propio de creer que los deseo.”

Alejandro Dumas

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“¿Era perversidad o simplemente malicia? Nosotros creemos que las naturalezas ricas y poderosas, son aquellas que, semejantes al árbol de la ciencia, causan a la vez el bien y el mal, doble rama, florida siempre, y siempre fecunda, cuyos buenos frutos saben distinguir los que tienen hambre de ellos, y cuyos nocivos frutos matan a los inútiles y parásitos por haberlos comido, lo cual no es un mal tan grave.”


“Comenzó por recurrir al orgullo, que es una consecuencia de la esperanza y un íntimo convencimiento de la propia inocencia; después dudó de su inocencia, lo que no dejaba de justificar un tanto las suposiciones de locura del gobernador, y por último cayó del pedestal de su orgullo, y no para implorar a Dios, sino a los hombres. Dios es el último recurso. El desgraciado que debería comenzar por él, no llega a implorarle sino después de haber agotado todas sus esperanzas”


“No hace falta conocer el peligro para tener miedo; de hecho, los peligros desconocidos son los que inspiran más temor.”


“Luego, dirigiendo una postrer mirada sobre aquel apuesto joven, que tendría lo más veinticinco años y a quien dejaba anegado en su sangre, privado de sentido y quizá muerto, suspiró pensando en el extraño destino que obliga a los hombres a destruirse unos a otros por los intereses de personas que les son extrañas en absoluto, y que algunas veces ni siquiera saben que existen.”


“Luisa, es peligroso pasar días enteros con la cabeza abatida sobre el pecho, las manos inertes, la mirada vaga; es peligroso buscar las avenidas sombrías y no participar de las diversiones que regocijan los corazones de las las jóvenes; es peligroso, Luisa, escribir con a punta del pie; como sueles hacer, sobre la arena, letras que, por más que te apresures a borrarlas; siempre aparecen por debajo del talón, principalmente cuando esas letras se asemejan más a una L que a una B; es peligroso, en fin, forjarse allá en la mente mil extrañas ilusiones, fruto de la soledad y de los dolores de cabeza; esas ilusiones socavan las mejillas de una pobre muchacha al mismo tiempo que su cerebro, y no es cosa rara ver en esas ocasiones a una persona de amable y risueño trato volverse taciturna y fastidiosa, y a la de más talento convertida en una imbécil.”


“Callar es respetar el dolor ajeno, puede ser. Pero eso no cura nada y yo ya no tengo tiempo ni ganas para esperar a que la gente se atreva a decir. Porque si algo me han enseñado los años y los colgajos es que el tiempo no perdona ni cura. Lo que cura es la verdad, y si duele, mala suerte.”