“No haré nada hasta que me lo pida —confesé—. No quiero cagarla de nuevo.—¡Oh, joder! ¡Estás enamorado, tío! ¡Qué fuerte, macho! —exclamó Mauro tan alucinado como yo de que aquellas palabras estuvieran ligadas a mí.«Maldición, lo sabía. Sabía que esa niña terminaría volviéndome loco.»”
“—No me lo pidas. No me pidas que me comporte como un Gabbana porque ahora no pienso hacerlo. No puedo hacerlo si ella es la moneda de cambio.”
“- ¿Qué piensas, Cristianno? —Quise saber lo que le incomodaba.—No es bueno que sienta de esta manera.—¿Por qué?—Porque no eres mía.”
“Me dejó tan alucinado, que no supe cómo reaccionar. No esperaba sentir tanto con tan poco.Observé cómo se alejaba. De entre tantas personas, ella era la única que sobresalía. Su forma de caminar, su manera de retirarse el cabello… Todo en ella era una constante provocación.«Dios, cómo la odio.»”
“Acaricié su cabello y me acerqué hasta su mejilla para darle un beso. Miré sus labios. La hubiera besado, pero no lo hice. No lo haría hasta que ella me lo permitiera.”
“La vi caer y en ese momento supe que estaba enamorado de ella.”
“Si alguien me hubiera advetido de lo que dolía el amor, hubiera evitado enamorarme de ella. Pero, ¿a quién quería engañar? Era mentira. La habría amado igual.”