“Hemos removido la tierra de una forma tan violenta que hemos vuelto a despertar la crueldad de los niños”
“Dios sabe que nunca hemos de avergonzarnos de nuestras lágrimas, porque son la lluvia que limpia el cegador polvo de la tierra que recubre nuestros corazones endurecidos.”
“Vivimos entre libros, hemos tenido la libertad de elegirlos y la posibilidad de descifrarlos en una era en que la instrucción fue (casi) universal. No ncesitamos ser monjes ni damas de la nobleza y si pertenecemos a una cofradía no es la del poder ni la del dogma, simplemente hemos sido elegidos por los libros a temprana edad. Bendito sea un privilegio desinteresado, no esgrimido para someter a los diferentes,”
“Hemos vivido con los ojos pelones, sin saber que hacer con la democracia. De los aztecas al PRI, con esa pelote nunca hemos jugado aquí.”
“Hemos llegado, desde una gran distancia el uno al otro. Siempre lo hemos hecho. A través de grandes distancias, a través de años, a través de abismos de casualidad. Porque él viene de tan lejos, nada puede separarnos. Nada, ni la distancia, ni los años, puede ser más grande que la distancia que siempre estuvo entre nosotros, la distancia de nuestro sexo, la diferencia de nuestro ser, la de nuestras mentes; esa brecha, ese abismo que salvamos con una mirada, un roce, una palabra, la cosa más simple del mundo. Mira lo lejos que está, dormido. Mira lo lejos que está, lo lejos que está siempre. Pero vuelve, vuelve, vuelve...”
“Mira a todos a tu alrededor y ve lo que hemos hecho de nosotros y de eso considerado como victoria nuestra de cada día. No hemos amado por encima de todas las cosas. No hemos aceptado lo que no se entiende porque no queremos pasar por tontos. Hemos amontonado cosas y seguridades por no tenernos el uno al otro. No tenemos ninguna alegría que no haya sido catalogada. Hemos construido catedrales y nos hemos quedado del lado de afuera, pues las catedrales que nosotros mismos construimos tememos que sean trampas. No nos hemos entregado a nosotros mismos, pues eso sería el comienzo de una vida larga y la tememos. Hemos evitado caer de rodillas delante del primero de nosotros que por amor diga: tienes miedo. Hemos organizado asociaciones y clubs sonrientes donde se sirve con o sin soda. Hemos tratado de salvarnos, pero sin usar la palabra salvación para no avergonzarnos de ser inocentes. No hemos usado la palabra amor para no tener que reconocer su contextura de odio, de amor, de celos y de tantos otros opuestos. Hemos mantenido en secreto nuestra muerte para hacer posible nuestra vida. Muchos de nosotros hacen arte por no saber cómo es la otra cosa. Hemos disfrazado con falso amor nuestra indiferencia, sabiendo que nuestra indiferencia es angustia disfrazada. Hemos disfrazado con el pequeño miedo el gran miedo mayor y por eso nunca hablamos de lo que realmente importa. Hablar de lo que realmente importa es considerado una indiscreción. No hemos adorado por tener la sensata mezquindad de acordarnos a tiempo de los falsos dioses. No hemos sido puros e ingenuos para no reírnos de nosotros mismos y para que al fin del día podamos decir «al menos no fui tonto» y así no quedarnos perplejos antes de apagar la luz. Hemos sonreído en público de lo que no sonreiríamos cuando nos quedásemos solos. Hemos llamado debilidad a nuestro candor. Nos hemos temido uno al otro, por encima de todo. Y todo eso lo consideramos victoria nuestra de cada día.”