“El hambre epistolar es un arte, y yo aspiro a alcanzar la excelencia.”
“¡No estamos en el teatro! Cuando se supone que se ha llegado al final, no basta con bajar el telón. Y si la obra es mala, pues bien la culpa es tuya.”
“¿Por qué yo? A saber. Escribiré algo solemne y auténtico: soy ese ser poroso al que la gente otorga un papel crucial en su vida.”
“... uno siempre es más hermoso cuando hay un término para designarlo, cuando posee una palabra sólo para él. El lenguaje es menos práctico que la estética.”
“La velocidad pura, cuya finalidad no es ganar tiempo sino huir del tiempo y de todos los lastres que arrastra la duración, en el cenagal de los pensamientos sin atadura, de los cuerpos tristes, de las vidas obesas y de las rumias asmáticas”
“¿acaso no destruimos por la noche el personaje que nos creamos durante el día día y viceversa?”
“El error es como el alcohol: uno enseguida se da cuenta de que ha ido demasiado lejos, peor en lugar de tener la sensatez de detenerse para limitar las secuelas, una especie de rabia cuyo origen es ajeno a la ebriedad le obliga a continuar. Ese furor, por raro que pueda parecer, podría llamarse orgullo: orgullo de clamar que, pese a todo, hacíamos bien en beber y teníamos razón al equivocarnos. Persistir en el error o en el alcohol adquiere entonces, categoría de argumento, de desafío a la lógica”