“Vicente iba como a ochenta y le importa un huevo por dónde se mete, agarra las esquinas súper abiertas.-No mames, Chente, pareces estríper en tubo -dice Carlos.”
“-Se volvió y miró por la ventana abierta-. Ahí está precisamente el que sabe relajarse mejor en el mundo: un gato. Podrías aprender de él. Nadie le supera en eso.”
“Después de un momento, preguntó:- ¿Y le parece elogiable un mensaje de desesperanza?La observé con sorpresa.-No--repuse --, me parece que no. ¿Y usted qué piensa?Quedó un tiempo bastante largo sin responder; por fin volvió la cara y su mirada me clavó en mí.- La palabra elogiable no tiene nada que hacer aquí -- dijo, como contestando a su propia pregunta --. Lo que importa es la verdad.”
“Permanecí sentado, muy quieto, escuchando cómo iba aquietándose la tarde por las ventanas abiertas. Y, muy lentamente, fui aquietándome con ella.”
“Y no dejó a las lágrimas salir por mucho que le quemaran, le dolieran en los ojos, porque llorar iba a hacer que todo pareciera mucho peor.”
“...no mide las palabras y de vez en cuando se va de la lengua y deja caer palabras envenenadas que corren por las venas, como un cáncer maligno, hasta llegar al corazón y matarlo.”