“Hemos llegado a una situación en la que el público prefiere cualquier basura comercial a Fresas salvajes de Bergman o a El eclipse de Antonioni”
“No importa el tiempo que emos sido atrapados pensando que hemos llegado a nuestras limitaciones en la vida.Si entramos en un cuarto oscuro y encendemos la luz, no importa si el cuarto ha estado oscuro por un día, una semana o cien años - se enciende la luz y es brillante de nuevo, al momento que tomamos el control de nuestra propia capacidad para amor...”
“¿Cual era el punto en tratar de explicar que gustarte algo y usarlo en público tenia casi nada que ver una cosa con la otra?”
“Aspiraba el olor de la locura en un viento que aún no había llegado.”
“Los que leemos ciencia-ficción, lo hacemos porque amamos la experiencia que supone la reacción en cadena de las ideas que tiene lugar en nuestras mentes por lo que hemos leído, algo novedoso; así, el propósito final de la mejor ciencia-ficción es la colaboración entre el autor y el lector, una colaboración en la que ambos son creadores — y disfrutan de ello: el disfrute es el ingrediente esencial y definitivo de la ciencia-ficción, el disfrute del descubrimiento de las cosas nuevas.”
“La palabra chingar, con todas estas múltiples significaciones, define gran parte de nuestra vida y califica nuestras relaciones con el resto de nuestros amigos y compatriotas. Para el mexicano la vida es una posibilidad de chingar o ser chingado. Es decir, de humillar, castigar y ofender. O a la inversa. Esta concepción de la vida social como combate engendra fatalmente la división de la sociedad en fuertes y débiles. Los fuertes – los chingones sin escrúpulos, duros e inexorables– se rodean de fidelidades ardientes e interesadas. EL servilismo ante los poderosos – especialmente entre la casta de los "políticos" esto es, de los profesionales de los negocios públicos– es una de las deplorables consecuencias de esta situación . Otra, no menos degradante es la adhesión a las personas y no a los principios. Con frecuencia nuestros políticos confunden los negocios públicos con los privados. No importa. Su riqueza o su influencia en la administración les permite sostener una mesnada que el pueblo llama, muy atinadamente, de "lambiscones" (de lamer).”