“Lo conseguiremos, Lena. De un modo u otro, lo haremos. Aunque solo quedemos tú y yo en este mundo.”
“¡Qué haremos, qué haremos! —gritó—. ¡Salir de trasgos para caer en lobos! —dijo, y esto llegó a ser un proverbio, aunque ahora decimos "de la sartén al fuego" en las situaciones incómodas de este tipo.”
“—Yo también preferiría besarte todo el tiempo en lugar de despreciarte —dijo al cabo de un momento—. Pero de algún modo tú tampoco lo pones fácil. -Gideon”
“Tú no eres para mí todavía más que un muchachito igual a otros cien mil muchachitos y no te necesito para nada. Tampoco tú tienes necesidad de mí y no soy para ti más que un zorro entre otros cien mil zorros semejantes. Pero si tú me domesticas, entonces tendremos necesidad el uno del otro. Tú serás para mí único en el mundo, yo seré para ti único en el mundo...”
“He dejado de acordarme de lo que ayer ocurrió y de preguntarme qué ocurrirá mañana. Lo que ocurre hoy, en el minuto presente, es lo que me interesa. Yo digo: ¿Qué haces Zorba en este momento? Duermo. ¡Pues, entonces, duérmete bien! ¿Qué haces en este momento, Zorba? Trabajo. ¡Pues entonces, trabaja bien! ¿Y ahora qué haces, Zorba? Estoy besando a una mujer. ¡Pues entonces, bésala bien, Zorba, olvídate de todo, que en el mundo sólo existís ella y tú, hala!”
“Si nos derrumbamos, Lena, nos volvemos vulnerables, y en este mundo, en el nuestro —recalcó—, la debilidad es un riesgo que no nos podemos permitir. Y la culpabilidad otro.”