“Por aquella época había hecho una gran demostración de su descubrimiento en un Congreso Internacional de Astronomía. Pero debido a su indumentaria, nadie le había hecho caso. Los mayores son así.Afortunadamente, para la reputación del asteroide B 612 un dictador turco impuso a su pueblo, bajo la pena de muerte, la obligación de vestirse a la europea. El astrónomo volvió a hacer su demostración, en 1920, con un traje muy elegante. Y esta vez sí, todos fueron de su parecer”
“No había dejado de desearla un solo instante. La encontraba en los oscuros dormitorios de los pueblos vencidos, sobre todo en los más abyectos, y la materializaba en el tufo de la sangre seca en las vendas de los heridos, en el pavor instantáneo del peligro de muerte, a toda hora y en todas partes. Había huido de ella tratando de aniquilar su recuerdo no sólo con la distancia, sino con un encarnizamiento aturdido que sus compañeros de armas calificaban de temeridad, pero mientras más revolcaba su imagen en el muladar de la guerra, más la guerra se parecía a Amaranta. Así padeció el exilio, buscando la manera de matarla con su propia muerte...”
“Entre mi colchoneta y la tabla de la cama, había encontrado, en efecto, un viejo pedazo de periódico casi pegado a la tela, amarillento y transparente. Relataba un suceso cuyo comienzo faltaba, pero que debía haber acontecido en Checoslovaquia. Un hombre había salido de una aldea checa para hacer fortuna. Al cabo de veinticinco años, había regresado, rico, con una mujer y un niño. Su madre regentaba un hotel con su hermana en la aldea natal. Para darles una sorpresa, dejó a su mujer y a su hijo en otro alojamiento y fue al hotel de su madre, que no lo reconoció cuando entró. Por broma, tomó una habitación. Había dejado ver su dinero. Durante la noche, su madre y su hermana lo asesinaron a martillazos para robarle y arrojaron su cuerpo al río. Por la mañana vino la mujer y reveló sin darse cuenta la identidad del viajero. La madre se ahorcó. La hermana se arrojó a un pozo. Debí de leer esta historia miles de veces. Por una parte, era inverosímil. Por otra, era natural. Me parecía, de todos modos, que el viajero lo había merecido un poco y que nunca se debe jugar.”
“En la cabeza del anciano, el pasado y el presente acababan de chocar para culminar la traición más cruel de la que había sido testigo en su vida [...] Presentía la muerte cada vez más cerca. Con casi noventa años sólo existe el minuto presente y el largo pasado, y en ese momento de su vida el pasado había regresado para instalarse aquí y ahora. No le quedaba futuro para resolver su terrible duda, pero tal vez a Clara sí.”
“Por última vez en la vida se preguntó si había malgastado su amor en una mujer que solo daba su amor hasta que llegaba el momento de retirarlo. Apartó el pensamiento de su cabeza. Había entregado su corazón esta única vez en la vida y se consideraba afortunado de haber tenido ocasión de hacerlo. La cuestión de si ella era digna de su amor carecía de sentido. Su corazón había contestado a esa pregunta hacía mucho tiempo”
“La decadencia del catolicismo europeo coincide con su apogeo hispanoamericano: se extiende en tierras nuevas en el momento en que ha dejado de ser creador. Ofrece una filosofía hecha y una fe petrificada, de modo que la originalidad de los nuevos creyentes no encuentra ocasión de manifestarse. Su adhesión es pasiva. El fervor y la profundidad de la religiosidad mexicana contrastan con la relativa pobreza de sus creaciones. No poseemos una gran poesía religiosa, como no tenemos una filosofía original, ni un solo místico o reformador de importancia. […] el catolicismo ofrece un refugio a los descendientes de aquellos que habían visto la destrucción de sus templos y manuscritos y la supresión de las formas superiores de su cultura pero, por razón misma de su decadencia europea, les niega toda posibilidad de expresar su singularidad.”