“Yo ya no soy el mismo.Ya no pregunto cómo será mi destino.Le debo a Ezequiel el haberme enseñado que la vida no es más que eso: asomar la cabeza, para ver qué pasa fuera, aunque haya tormenta. Y una Suite de Bach”
“Como si fuera más digno morirse de leucemia que de SIDA. Como si fuera indigno ser sidoso. Como si en la muerte hubiera alguna dignidad”
“-Tal vez lo bueno de los abismos sea- concluyó la abuela- que se pueden hacer puentes para cruzarlos.”
“Ninguna enfermedad te enseña a morir. Te enseña a vivir. A amar la vida con toda la fuerza que tengas”
“Comprendí que la luz del sol es despiadada, son las sombras las que nos protegen”
“Si la cuerda no fuera delgada, no tendría gracia caminar por ella”
“Antes de saber leer, los libros eran para mí como bosques misteriosos. Me acuciaba una pregunta: ¿cómo era posible que de aquellas páginas de papel, de aquellas hormiguitas negras que la surcaban se levantara un mundo ante mis ojos, mis oídos y mi corazón de niña? ¿Qué clase de magia, de sortilegio era aquel que sobrepasaba cuanto yo vivía y cuanto vivía a mi alrededor?Después, cuando ya había aprendido a descifrar esos signos misteriosos, la primera vez que leí la palabra "bosque" en un libro de cuentos, supe que siempre me movería dentro de ese ámbito. Toda la vida de un bosque -misterioso, atractivo, terrorífico, lejano y próximo, oscuro y transparente- encontraba su lugar sobre el papel, en el arte combinatoria de las palabras. Jamás había experimentado, ni volvería a experimentar en toda mi vida, una realidad más cercana, más viva y que me revelara la existencia de otras realidades tan vivas y tan cercanas como aquella que me reveló el bosque, el real y el creado por las palabras.”