“Los halagos no significan nada para ella, no cree en ellos.Solo las críticas arrancan un rubor a sus mejillas y atraen su atención. Si yo le dijera algo despectivo, ella siempre lo recordaría.”
“Como si el mundo se encogiera en torno a un núcleo de entidades desglosables. Las cosas cayendo en el olvido y con ellas sus nombres. Los colores. Los nombres de los pájaros. Alimentos. Por último los nombres de las cosas que uno creía verdaderas. Más frágiles de lo que él habría pensado. Cuánto de ese mundo había desaparecido ya? El sagrado idioma desprovisto de sus refrentes y por tanto de su realidad. Rebajado como algo que intenta preservar su calor. A tiempo para desaparecer para siempre en un abrir y cerrar de ojos.”
“Desde que puedo recordar, siempre he hablado con la luna. Le pido consejos. Hay algo profundamente espiritual en su pálido resplandor, su superficie llena de cráteres, sus crecientes y sus menguantes. Usa un vestido nuevo todas las noches pero siempre es ella misma.Y siempre está ahí.”
“Acaricié su cabello y me acerqué hasta su mejilla para darle un beso. Miré sus labios. La hubiera besado, pero no lo hice. No lo haría hasta que ella me lo permitiera.”
“Escucha siempre con atención, Max, las palabras que dicen las mujeres mientras son folladas. Si no hablan, bien, entonces no tienes nada que escuchar y probablemente no tendrás nada que pensar, pero si hablan, aunque sólo sea un murmullo, escucha sus palabras y piensa en ellas, piensa en su significado, piensa en lo que dicen y en lo que no dicen, intenta comprender qué es lo que en realidad quieren decir. Las mujeres son putas asesinas, Max, son monos ateridos de frío que contemplan el horizonte desde un árbol enfermo, son princesas que te buscan en la oscuridad, llorando, indagando las palabras que nunca podrán decir.”
“Tenía los ojos entrecerrados, como si medio esperara que ella le dijera que nada de aquello era verdad, y que Jace era en realidad un lunático peligroso del que ella había decidido hacerse amiga por cuestiones humanitarias. [pp.129]”