“¿Por qué arrasarían esos dos hombres el mundo entero, de lo contrario? ¿Por tus conocimientos de historia? ¿Por tu aguda conversación? No. Eras una chica bonita embellecida por los bardos en un intento por explicar lo que desencadenaste. No me malinterpretes -añadió-, estaba tan loco por ti que me pasaba las noches en vela. Fuiste mi primer gran amor no correspondido.”
“Apenas pude mantener mis manos lejos de ti la otra noche, incluso luego de ver por lo que has pasado esta semana. Incluso después de saber qué tan destrozada estabas cuando me lo dijiste. Y voy a pasar una eternidad en el infierno por ese sueño que tuve sobre ti en tu cumpleaños. Pero si pudiera volver a soñarlo, pasaría la eternidad ahí dos veces.”
“Sollocé inconsolablemente por lo que se me moría, antes de vivirlo. Sin saberlo, creyendo que lloraba por mí, en realidad lloraba por los dos más agrios dolores del hombre: el amor y el adiós.”
“—Acabo de comprender por qué alguien quiso hacer el primer espejo. Willow parpadea sorprendida. Eso no era en absoluto lo que estaba esperando. —¿Por qué? —Imagino que un hombre enamorado deseaba que su amante supiera como era ella para él. Quería que ella fuera capaz de verse tal y como él la veía.”
“Alina era tan poco aficionada a todas esas fruslerías sobrenaturales como yo. A ambas nos encantaba leer y ver una película de vez en cuando, pero siempre nos decantábamos por los misterios corrientes, las historias de suspense o las comedias románticas, nunca por las extravagancias de lo paranormal.¿Vampiros? ¡Puaj! Muertos, y con eso ya está dicho todo. ¿Viajar en el tiempo? Ja, yo prefiero las comodidades domésticas a tener que andar por ahí con un highlander que parece un armario ropero y tiene los modales de un cavernícola. ¿Hombres lobo? Oh, por favor, ¡que memez! ¿Qué mujer va a querer enrollarse con un hombre que está regido por su perro interior? Como si todos los hombres no lo estuvieran de todas formas, incluso sin el gen licantrópico.”
“El día que te fuiste entendí que no te volvería a ver. Ibas teñida de rojo por el sol de la tarde, por el crepúsculo ensangrentado del cielo; Sonreías. Dejabas atrás un pueblo del que muchas veces me dijiste: ‘Lo quiero por ti; pero lo odio por todo lo demás, hasta por haber nacido en él’. Pensé: ‘No regresará jamás; no volverá nunca.”