“Todas las naciones eran diferentes. Los rusos no tenían rivales en el sufrimiento, los ingleses en su reserva, los norteamericanos en su amor por la vida, los italianos en su amor por Cristo y los franceses en sus esperanzas de amor. Por lo tanto, cuando hicieron el vestido para Tatiana, lo hicieron cargado de promesas. Lo hicieron como si quisieran decirle: Póntelo, cherie, y con este vestido tú también serás amada como nosotros amamos; póntelo y el amor será tuyo. Así que Tatiana nunca desesperaba con su vestido blanco con las rosas rojas.Si lo hubiesen hecho los norteamericanos, estaría feliz. Si lo hubiesen hecho los italianos, hubiese comenzado a rezar, si lo hubiesen hecho los británicos, cuadraría los hombros, pero como lo habían hecho los franceses, nunca perdía las esperanzas.”