“Lo que Weirdo detesta de Abel: su docilidad, su fragilidad, su miedo, su incapacidad para enfrentarse a sus propias circunstancias y su cobardía. Sobre todo, su cobardía. Le odia cada vez que baja la cabeza y dice: "sí, madre". Cada vez que permite que le traten como si aún fuera un bebé. Cada vez que cumple órdenes que no entiende, que no comparte, que hace algo que él jamás haría. Por las venas de Weirdo bulle el deseo de rebelarse. Arrebatarle al otro, al dócil, al sumiso, al conformista, las riendas de su vida y, por una vez, hacer lo que le dé la gana. Por una vez...”

Care Santos

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“Hadley presiono su cabeza contra la ventana del taxi y se descubre sonriendo al pensar en él. Es como una canción que uno no puede quitarse de la cabeza. Por mucho que lo intente, la melodía de su encuentro suena sin fin en su cerebro, cada vez más hermosa, como una nana, o un himno, y se le ocurre que nunca se cansará de escucharla.”

Jennifer E. Smith
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“La luz de la esperanza comienza hoy,cuando La Elegida ha nacido a la luz del sol.Es linda, es hermosa, como una flor,pero su belleza se entorpece,al pasar por mucho dolor.Su vida crece, su vida madura,pero no sabe que es el empiece,de su gran aventura.Alta es la traición que se comete,pues la nobleza se entromete,en la que un brujo ablandará,el corazón que ella le brindará.Pero la felicidad no perdura siempre,pues otro miedo pasa por su mente,y no sólo eso, también terribles recuerdos llegan,cuando delante de ella pasa La Muerte.Un obstáculo más, un obstáculo menos,¿qué mas da, si es la más fuerte?Pero, ¿de dónde viene la fuerza, sino de su rival?Su propia sangre la traicionará,una vez, tal vez dos,pero luego decubrirá su mortal error,pagando así su equivocación.Fuerzas más ya no le quedan,cuando descubre la triste realidad:las personas que llenaban su corazón,una vez que se van, ya no han de regresar.Y eso se lo demuestran una vez más,cuando su verdadero amor le ha de abandonar,por el hecho de que su misma sangre lo destruirá.La Elegida sufrirá mucho más que cualquier ser,pues la tristeza y el abandono la han de poseer.En tres años, ni uno más, será cuando su amante se le daráuna segunda oportunidad,la que por fin terminará,la misión que en un principio se le encomendó.Pero un problema se presentará,pues su corazón no la reconocerá,así que su sangre la ayudará,a terminar lo que empezó,a seguirel camino del que una vez se fió,y a tener dos almas más en su vida ermitañade las cuales se percató.El bien y el mal,pelean una vez más,entre la luz y la oscuridad.Pero, que quede claro, sólo alguien puede terminarla pelea encarnizadapara que todo llegue a su fin.A quien la Elegida entregó su alma,será el único que destruiráal demonio que se encuentra dentrode cada pecado, de cada mal.Y una vez más trinfará,el bien sobre el mal.La Elegida reinará,como noble, con bondad,como ella es en realidad.”

Yolanda Chapa
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“Cada vez que un libro cambia de manos, cada vez que alguien desliza la mirada por sus páginas, su espíritu crece y se hace fuerte. (Sempere)”

Carlos Ruiz Zafon
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“Cada libro, cada tomo que ves, tiene alma. El alma de quién lo escribió, y el alma de quiénes lo leyeron y vivieron y soñaron con él. Cada vez que un libro cambia de manos, cada vez que alguien desliza la mirada por sus páginas, su espíritu crece y se hace fuerte.”

Carlos Ruiz Zafon
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“El soberbio cree que se basta a sí mismo, cree que su valor, su precio en el mercado, proviene del dominio de una habilidad, de una profesión o de un conjunto de facultades.El soberbio semeja al periodista que piensa que es su aptitud para encontrar y referir noticias lo que le hace periodista y no el medio en que trabaja, y piensa que una noticia escrita por él en un periódico de un pueblo vale tanto como esa noticia escrita por otro periodista menos hábil en un periódico de difusión nacional. Semeja al biólogo y al pintor que piensan que es su inteligencia y su habilidad para el dibujo lo que les hace buenos y que son buenos al margen de sus laboratorios, sus galeristas, su momento histórico, sus relaciones sociales. Edmundo había aprendido que las relaciones se miden por metros de garaje con telares abandonados, como también sabía que la inteligencia, el arte o la competencia profesional no era un pájaro, no venían a posarse sobre los individuos para que al fin en un laboratiorio médico contratasen precisamente al individuo que tenía el pájaro de ser competente, útil, imaginativo. No le necesitaban a él sino a uno como él, y sería lo mismo en Décima como fue lo mismo en Matesa o con Jimena, o en el laboratiorio, o en la Universidad de Navarra. No a él sino a uno como él, a uno que rellenara el hueco, que cumpliera la función.”

Belén Gopegui
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