“Mis pupilas se posan en la luna negra poco perceptible al ojo humano. Esta noche es especialmente oscura. Un de esas noches en las que la nostalgia de la eternidad te cubre con su manto frío, provocando el tiritar de tus huesos muertos y vacíos, llenos de la perpetua nada que acompaña al ser que una vez tuvo llameante sangre en las venas. Esta misma fecha, un dieciocho de diciembre de mil novecientos ochenta y dos, un vampiro acabó con mi vida." (Relato)”