“«Es que la gente es mala...» «Mala no; imbécil, que no es lo mismo. El mal presupone una determinación moral, intención y cierto pensamiento. El imbécil o cafre no se para a pensar ni a razonar. Actúa por instinto, como bestia del establo, convencido de que hace el bien, de que siempre tiene la razón y orgulloso de ir jodiendo, con perdón, a todo aquel que se le antoja diferente a él mismo, bien sea por el color, por creencia, por idioma, por nacionalidad, o por sus hábitos de ocio. Lo que hace falta en el mundo es más gente mala de verdad y menos cazurros limítrofes.»”

Carlos Ruiz Zafon

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“La televisión es el Anticristo y le digo yo que bastarán tres o cuatro generaciones para que la gente ya no sepa ni tirarse pedos por su cuenta y el ser humano vuelva a la caverna, a la barbarie medieval, y a estados de imbecilidad que ya superó la babosa allá por el pleistoceno. Este mundo no se morirá de una bomba atómica como dicen en los diarios, se morirá de risa, de banalidad, haciendo un chiste de todo, y además un chiste malo.”


“-¿Cómo se sale de aqui?-Si tanta prisa tiene... Hay dos maneras, la permanente y la temporal. La permanente es por el tejado: un buen salto y se libra usted de toda esa bazofia para siempre. La salida temporal está por allí, al fondo, donde anda aquel atontado puño en alto al que se le caen los pantalones y hace el saludo revolucionario a todo el que pasa. Pero si sale por ahí, tarde o temprano volverá aquí.”


“Mi amigo Óscar es uno de estos príncipes sin reino que corren por ahí esperando que los beses para transformarse en sapo. Lo entiende todo al revés y por eso me gusta tanto. La gente que piensa que lo entiende todo a derechas hace las cosas a izquierdas,y eso, viniendo de una zurda,lo dice todo. Me mira y se cree que no lo veo. Imagina que me evaporaré si me toca y que,si no lo hace,se va a evaporar él. Me tiene en un pedestal tan alto que no sabe cómo subirse. Piensa que mis labios son la puerta del paraíso,pero no sabe que están envenenados. Yo soy tan cobarde que,por no perderle,no se lo digo. Finjo que no le veo y que sí,que me voy a evaporar...Mi amigo Óscar es uno de estos príncipes que harían bien manteniéndose alejados de los cuentos y de las princesas que lo habitan. No sabe que es el príncipe azul quien tiene que besar a la bella durmiente para que despierte de su sueño eterno,pero eso es porque Óscar ignora que todos los cuentos son mentiras,aunque no todas las mentiras son cuentos.Los príncipes no son azules y las durmientes, aunque sean bellas, nunca despiertan de su sueño. Es el mejor amigo que nunca he tenido y, si algún día me tropiezo con Merlín,le daré las gracias por haberlo cruzado en mi camino.”


“El destino suele estar a la vuelta de la esquina. Como si fuese un chorizo, una furcia o un vendedor de lotería: sus tres encarnaciones más socorridas. Pero lo que no hace es visitas a domicilio. Hay que ir a por él.-Fermín Romero de Torres.”


“Cada libro, cada tomo que ves, tiene alma. El alma de quién lo escribió, y el alma de quiénes lo leyeron y vivieron y soñaron con él. Cada vez que un libro cambia de manos, cada vez que alguien desliza la mirada por sus páginas, su espíritu crece y se hace fuerte.”


“Recorrí pasillos y galerías en espiral pobladas por cientos, miles de tomos que parecían saber más acerca de mí que yo de ellos. Al poco, me asaltó la idea de que tras la cubierta de cada uno de aquellos libros se abría un universo infinito por explorar y de que, más allá de aquellos muros, el mundo dejaba pasar la vida en tardes de fútbol y seriales de radio, satisfecho con ver hasta allí donde alcanza su ombligo y poco más. Quizá fue aquel pensamiento, quizá el azar o su pariente de gala, el destino, pero en aquel mismo instante supe que ya había elegido el libro que iba a adoptar. O quizá debiera decir el libro que me iba a adoptar a mí. Se asomaba tímidamente en el extremo de una estantería, encuadernado en piel de color vino y susurrando su título en letras doradas que ardían a la luz que destilaba la cúpula desde lo alto. Me acerqué hasta él y acaricié las palabras con la yema de los dedos, leyendo en silencio.La Sombra del VientoJULIÁN CARAX.”