“No entiendo por qué los mundanos siempre se disculpan por cosas que son culpa suya. [pp.189]”
“¿Todo esto es tuyo, abuelo?- Todo, desde la carretera panamericana hasta la punta de esos cerros. ¿Los ves?- ¿Por qué, abuelo?- ¡Cómo que por qué! ¡Porque soy el dueño, claro!- Sí, ¿pero por qué eres el dueño?- Porque era de mi familia. - ¿Por qué?- Porque se la compararon a los indios.- Y los inquilinos, los que también han vivido aquí siempre, ¿por qué no son ellos los dueños?”
“Por muchas cosas que se sepan, siempre habrá un número mayor de cosas por conocer.”
“Justo castigoUn maleficio, eso es. Cuando dos personas se aman y tienen que separarse por culpa de una aberración casi cómica, ¿qué otra cosa puede ser?”
“Una vez el Septon Supremo me dijo que el sufrimiento es el precio que pagamos por nuestros pecados. Si eso es cierto, decidme, Lord Eddard... ¿por qué son siempre los inocentes los que más sufren cuando vosotros, los grandes señores, jugáis al juego de tronos?”
“El que por complacer a los demás, contra su gusto y sin necesidad, se fatiga corriendo tras la fortuna, los honores u otra cosa cualquiera, es siempre un loco.”