“Si insisten en repudiar aquello que es desagradable en lo que hace -dijo Magnus, mirando aún a Alec-, jamás aprenderán de sus errores.”
“Nunca dejaría de creer en ti -dijo-. Jamás. Lo que siento por ti...-Se atracó-. Es lo más grande que he sentido en mi vida.”
“—Eso es todo. Ese día mi abuelo me explicó que nosotros somos distintos de los animales, que solo hacen lo que su naturaleza les dicta. En cambio, nosotros somos libres. Es el mayor don que hemos recibido. Gracias a la libertad podemos convertirnos en algo distinto de lo que somos. La libertad nos permite soñar y los sueños son la sangre de nuestra vida, aunque a veces cuestan algún azote y un largo viaje. «Jamás renuncies a tus sueños. Nunca tengas miedo de soñar, por mucho que los demás se rían de ti», eso me dijo mi abuelo, «pues si lo haces renunciarías a ser tú mismo». Aún recuerdo los ojos brillantes con que subrayó sus palabras.”
“¿Qué haré? Mas ¿para qué estudiolo que haré, si es evidenteque, por más que lo prevenga,que lo estudie y que lo piense,en llegando la ocasiónha de hacer lo que quisiereel dolor, porque ningunoimperio en sus penas tiene?”
“Porque todos somos de aquello que nos hizo equivocarnos, y el vínculo del error es a veces más fuerte que cualquier otro. Subsiste en el error un grado íntimo de pureza, la pureza de lo que no está conforme, de lo que se aviene con el mundo tal y como es.”
“Todo buen matrimonio es un territorio secreto, un espacio necesariamente en blanco en el mapa de la sociedad. Lo que los demás no saben de él es lo que lo hace tuyo.”