“Siempre he pensando que el amor te vuelve estúpido. Te hace débil. Un mal cazador de sombras. Amar es destruir. Yo creía eso.”
“Hay tantas cosas que son peores que la muerte – dijo. – No ser amado o no ser capaz de amar: eso es peor. Y no hay deshonor en morir peleando como debe hacerlo un Cazador de Sombras. Una muerte honorable. Yo siempre he querido eso.”
“—Pero sí, pavo. Justamente te haría mal porque te quiero ¿no comprendes? Uno no hace mal a la gente que le es indiferente. Pero la palabra querer, Martín, es tan vasta... Se quiere a un amante, a un perro, a un amigo...—¿Y yo? —preguntó temblando Martín—, ¿qué soy para vos? ¿Un amante, un perro, un amigo?...—Te he dicho que te necesito, ¿no te basta?”
“¡Oh, Vida! ¡Nada deseo, porque te tengo! ¡Soy Vida! Contigo siempre, siempre... Lo que Tú no eres no es; ¡el deseador es imbécil! ¡Imbécil, que posee un tesoro y se angustia por un centavo falso! ¡Hideputas ideólogos, conferenciantes, escritores, filósofos, teólogos! ¡Sólo Tú, sólo existes Tú y todo eres Tú, amor mío, que eres yo mismo! ¡Te tengo tan cerca! ¡Aquí te tengo! ¡Estoy reposando en Ti, sobre Ti, dentro de Ti! ¡Eres yo mismo, amor mío!...”
“¿Es el amor el que vuelve estúpidas a las personas o es que sólo los estúpidos se enamoran?”
“Eso es lo que hace el odio. Te alimenta y al mismo tiempo te va pudriendo.”