“Simon sacó las manos de sus bolsillos. Un intenso rubor le cubría sus mejillas. Jace habría intentado hacerse el interesante; Simon ni siquiera lo probó. [pp. 93]”
“Los halagos no significan nada para ella, no cree en ellos.Solo las críticas arrancan un rubor a sus mejillas y atraen su atención. Si yo le dijera algo despectivo, ella siempre lo recordaría.”
“Ya no existe el cohete. Nunca existió. Ni la gente. No hay nadie en todo el universo. Nunca hubo nadie. Ni planetas. Ni estrellas". Eso decía. Y luego algo acerca de sus pies y sus piernas y sus manos: "No mas manos", decía. "Ya no tengo manos. Nunca las tuve. Ni cuerpo. Nunca lo tuve. Ni boca. Ni cara. Ni cabeza. Nada. Solamente espacio. Solamente el abismo".”
“Miró hacia arriba y vio un millar de estrellas centelleando en el oscuro terciopelo de una noche sin luna. Las conocía todas, sus historias y sus nombres. Las conocía bien y le eran tan familiares como, por ejemplo, sus propias manos.”
“Elena colocó resueltamente sus propias manos a la espalda. Damon no era un sentimental, ni siquiera cuando se ponía en plan «Príncipe de la Noche». La rosa probablemente tenía algo que ver con el viaje que llevaban a cabo.”
“En una de las colinas, viendo a Roma a sus pies, don Simón Rodríguez le soltó una de sus profecías altisonantes sobre el destino de las Américas. Él lo vio más claro. "Lo que hay que hacer con esos chapetones de porra es sacarlos a patadas de Venezuela" dijo. "Y le juro que lo voy a hacer.”