“Uno siempre debe tener cuidado de los libros,” dijo Tessa, “y de lo que hay dentro de ellos, pues las palabras tienen el poder de cambiarnos.”
“Se debe tener mucho cuidado con los nombres de las personas y los seres vivos, porque al pronunciarlos se toca su corazón y entramos dentro de su fuerza vital”
“Los celos, antes que nada, son un modo enfermo de relacionarse. Un indicador de inseguridad y algo con lo cual hay que tener cuidado, porque de ningún modo señalan la presencia de un gran amor por el otro, sino la falta de amor por uno mismo.”
“-Mire, Panchito-me dijo-, usted debe tener en cuenta que su mamá no es una mujer común y corriente. Ella es extraordinariamente bella, y los que tienen algo de extraordinario no actúan como la generalidad de las personas.”
“Es una palabra. Las palabras son pálidas sombras de nombres olvidados. Los nombres tienen poder, y las palabras también. Las palabras pueden hacer prender el fuego en la mente de los hombres. Las palabras pueden arrancarles lágrimas a los corazones más duros. Existen diez palabras que minarán la más poderosa voluntad de un hombre. Pero una palabra no es más que la representación de un fuego. Un nombre es el fuego en sí.”
“Sin embargo, antes de llegar al verso final ya había comprendido que no saldría jamás de ese cuarto, pues estaba previsto que la ciudad de los espejos ( o los espejismos) sería arrasada por el viento y desterrada de la memoria de los hombres en el instante en que Aureliano Babilonio acabara de descifrar los pergaminos, y que todo lo escrito en ellos era irrepetible desde siempre y para siempre, porque las estirpes condenadas a cien años de soledad no tenian una segunda oportunidad sobre la tierra.”