“Había sido atacada y casi asesinada, pero salí viva. Empecé a sentir que esto era algo por lo que estar orgullosa. Podía sostener mi cabeza bien alta, sabiendo que era una superviviente. Ni siquiera ese sicópata podría hacer una víctima de mí. Ahora dependía de mí no hacer una víctima de mí misma.”
“Yo siempre sería la persona a la que ella podía acudir sin temor a recriminaciones ni preguntas. Así que no intentaba conquistarla y me contentaba con jugar una hermosa partida. Pero siempre había una parte de mí que deseaba algo más, y por tanto siempre había una parte de mí que deliraba.”
“Lo había conseguido. No era un víctima. Era una superviviente. Y nadie podía quitarme eso.”
“Jesús, alguna vez quise decir las palabras, pero apenas podía admitirlo ante mí mismo, y mucho menos a ella. En el fondo yo sabía que era un pedazo de mierda, y ella se merecía algo mejor. Una parte de mí quería que la llevara a la habitación y mostrarle por qué ella era diferente, pero también fue lo único que me detuvo. Ella era mi opuesto: Inocente en la superficie, y dañada profundamente en su interior. Había algo en ella que necesitaba en mi vida, y aunque no estaba seguro de lo que era, no podía dar a mis malos hábitos y joderla. Ella era el tipo de las que perdona, yo podía ver, pero tenía líneas dibujadas que yo sabía que no debía cruzarlas.”
“Y sin embargo, sentía la alienación de estar rodeada por otros que no podían verme realmente o que preferían no hacerlo. Había sentido odio hacia mí misma, provocado por la sensación de ser un fraude, de interpretar una imagen de lo que deseaba ser pero no era. Había vivido con el miedo a que la gente que quería pudiera alejarse de mí si alguna vez llegaba a conocer a la verdadera persona que se ocultaba en mi interior.”
“Volví a llorar, lloré todo el camino a casa. No sólo por lo que había sucedido, sino porque sabía que a partir de hoy nunca sería la misma. Algo se apagó dentro de mí ese día. Algo dentro de mí se quebró, y dejé de preocuparme. No quería volver a sentir eso de nuevo, y así empecé a aprender a meter los sentimientos profundos, en el fondo de mí misma, a un lugar donde no podían hacerme daño.”