“Me despedí de Alejandra pensando en no regresar. No tenía para qué, a ella me la llevaba para siempre, en el corazón.”
“A mí me cuesta ser cariñoso, inclusive en la vida amorosa. Siempre doy menos de lo que tengo. Mi estilo de querer es ése, un poco reticente, reservando, el máximo sólo para las grandes ocasiones. De modo que si siempre estuviera expresando el máximo ¿qué dejaría para esos momentos (siempre hay cuatro o cinco en cada vida, en cada individuo) en que uno debe apelar el corazón en pleno? También siento un leve resquemor frente a lo cursi, y a mí lo cursi me parece justamente eso: andar siempre con el corazón en la mano.”
“¿Estás pensando en volver a morder el taco? Porque en ese casome gustaría llamar al pintor de la corte para recordar siempre esaimagen.”
“Hay palabras que quedan para siempre en el corazón de las personas.”
“¡Hay que vivir! Y él me enseñó a vivir, él nos enseñó a vivir, a sentir la vida, a sentir el sentido de la vida, a sumergirnos en el alma de la montaña, en el alma del lago, en el alma del pueblo de la aldea, a perdernos en ellas para quedar en ellas.”
“¿Por qué aquella desmesurada carreta ocupaba aquel sitio en la calle? Lo primero para obstruirla, y lo segundo para que se acabara de enmohecer. En el viejo orden social hay también una porción de instituciones que ocupan del mismo modo la vía pública, y que tampoco tienen otras razones para estar en ella.”