“Lo tocó como nunca antes se había atrevido a hacerlo, acariciando su cuerpo con la punta de los dedos muy, muy suavemente, recorriendo la piel levantada como una mujer ciega leyendo braille.”

Clive Barker

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“Le stagioni si agognano l’un l’altra, come uomini e donne, in modo da essere guarite dai loro eccessi. La primavera, se si protrae per più di una settimana oltre il suo tempo naturale, comincia a patire l’assenza dell’estate che ponga fine ai giorni della promessa perpetua. L’estate dal suo canto comincia ben presto a invocare qualcosa che plachi la sua calura e il più ubere degli autunni alla lunga si stanca della sua generosità e reclama una rapida, aspra gelata che lo sterilizzi. Persino l’inverno, la più dura delle stagioni, la più implacabile, sogna all’apparire di febbraio la fiamma che presto lo scioglierà. Ogni cosa si stanca con il tempo e comincia a cercare un suo contrario che la salvi da se stessa. Così agosto cedette il posto a settembre e pochi se ne lamentarono.”


“Fue como si viera tu alma en las notas, en la música, y fue hermoso. —Se acercó acariciando suavemente la piel de su pómulo y sus cabello con el reverso de la mano. —Vi ríos, barcos, flores, todos los colores del cielo nocturno.”


“...bajo la capa de crueldad que lo cubría, se asustaba y se horrorizaba ante su propia violencia (...). Un monstruo (...) que de vez en cuando se negaba a comportarse como tal. Y cuando una bestia dejaba de actuar como lo es ¿dejaba de serlo? (...) Esa noche (...) había demasiadas preguntas y muy pocas respuestas.”


“Gli parve che l'unica soluzione potesse essere la follia, nessuna speranza se non la perdita della speranza.”


“A su lado, la mujer que lo había devuelto a la vida lloraba de felicidad, porque sabía que la pesadilla había terminado y ella ya no tendría que vivir como una hija de la noche nunca más. Y sonreía, y soñaba con la nueva vida que los aguardaba al final de la travesía, en una bella finca en Italia, junto al mar, con mucho sol. Mucho sol.”


“El ardor de ese beso no los abandonó en muchos días y llenó de fantasmas delicados sus noches, dejando su recuerdo en la piel, como una quemadura. La alegría de ese encuentro los transportaba levitando por la calle, los impulsaba a reír sin causa aparente, los despertaba sobresaltados en la mitad de un sueño. Se tocaban los labios con las puntas de los dedos y evocaban exactamente la forma de la boca del otro.”