“Sólo a veces, por la mañana temprano, faltaba a su ladoaquel hombre bajo la manta. Pero no debía sercualquier hombre, ni siquiera cierta clase de hombre,sólo uno concreto. Y por eso, lamentablemente, nopodía ser ninguno de los que conocía.”

Daniel Glattauer

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“No era en absoluto su tipo, aunque debía admitir que de todos modos ya no necesitaba conocer hombres de ningún tipo, pues si conoces uno, los conoces todos.”


“...si alguien quiere a la Emmi que no seesfuerza por ser buena, que más bien da rienda suelta a sus flaquezas habitualmentereprimidas, con más razón querrá a Emmi tal como ella vive, porque sabe que hasta cierto punto uno sólo puede pedirle a los demás que sean lo que es uno: un montónde caprichos, un cúmulo de dudas de sí mismo, una combinación de divergencias.”


“Pero es que no me deja en paz. Me invade y me bloquea. No sólo está cerca de mí, ya está dentro de mí”


“Quiero esperar en silencio la séptima ola. Si, aquí cuentan la historia indómita de la séptima ola. Las primeras seis son previsibles y equilibradas. Se condicionan unas a otras, no deparan sorpresas. Mantienen la continuidad. Pero, !cuidado con la séptima ola¡ La séptima es imprevisible. Durante mucho tiempo pasa inadvertida, participa en el monótono proceso, se adapta a sus predecesoras. Pero a veces estalla. Siempre ella, siempre la séptima. Porque es despreocupada, inocente, rebelde, barre con todo, lo cambia todo. Para ella no existe el antes, solo el ahora. Y después todo es distinto. ¿Mejor o peor? Eso solo pueden decirlo quienes estuvieron arrastrados por ella, quienes tuvieron el coraje de enfrentarla, de dejarse cautivar...”


“Cualquier hombre quiere saber qué aspecto tiene cualquier mujer con la que habla sin saber qué aspecto tiene. Y quiere saberlo cuanto antes. Así sabrá si quiere seguir hablando o no con ella.”


“Hay criminales que proclaman tan campantes ‘la maté porque era mía’, así no más, como si fuera cosa de sentido común y justo de toda justicia y derecho de propiedad privada, que hace al hombre dueño de la mujer. Pero ninguno, ninguno, ni el más macho de los supermachos tiene la valentía de confesar ‘la maté por miedo’, porque al fin y al cabo el miedo de la mujer a la violencia del hombre es el espejo del miedo del hombre a la mujer sin miedo.”