“¿Cómo está el chaval?Había luchado contra un demonio por mí. Acababa de salvarme la vida, pero secomportaba como si no le importara nada en el mundo.—Está bien —le dije, sacudiendo la cabeza—. Un poco traumatizado, pero está enbuenas manos. Es sordo.—Lo sé.—¿Cómo? —pregunté sorprendida.—Te vi hablar con él durante un rato.Apreté los labios.—Acosador —le dije después.—Chalada.Ahogué una exclamación.—Neandertal.—Chiflada.—Gorila.Psicópata.¿Cómo afectaría aquel repertorio de insultos a mi estabilidad mental? Fruncí el ceñoy me incliné hacia él.—Demonio.Reyes enredó un dedo en el dobladillo de mi camiseta y tiró para acercarme a él.”
“Harper se acercó a mí con un propósito en la mirada, y con un último vistazo hacia Art, cruzó. No vi el dolor y el miedo que había sufrido durante todos esos años. No la viaterrorizada, y tampoco vi la pesadilla que había sido su estancia en el hospital psiquiátrico.Lo que vi fue cómo su padre la cogía y se la subía a los hombros mientras ella le señalabala ruta a seguir a través de los árboles que había en la parte trasera de la propiedad. Vi a su perro, un golden retriever llamado Sport, que le lamió los dedos hasta que ella no pudo soportar las cosquillas. Y vi el primer beso que le dio Art. Ella estaba en el instituto, viendo uno de los partidos de baloncesto en los que él participaba. Art se había lesionado y estaba en el vestuario. Harper corrió a ver cómo estaba. Estuvo a punto de desmayarse al ver el enorme bulto del brazo que tenía sujeto al costado, donde el hueso casi atravesaba la piel.Art se había tapado los ojos con el otro brazo para ocultar su angustia. Harper se acercó y, antes de que se diera cuenta de lo que ocurría, él le rodeó la cabeza con la mano y tiró de ella hasta que sus labios se unieron.Y luego cruzó.Ese toque romántico, la agonía del amor perdido, fue mi perdición.”
“Observé el salpicadero de Misery. Estar con ella me reconfortaba un poco, pero notanto como mi sofá. Y en ese momento me di cuenta. Me di cuenta de una atrocidad quehabía pasado por alto durante años. Nunca le había puesto nombre a mi sofá. ¿Cómo habíasido capaz de hacerle eso? ¿Cómo había sido tan insensible? ¿Tan fría y egoísta?¿Y qué nombre le pondría? Era un asunto importante. Muy importante. El muebleno podía ir por la vida con un nombre que no encajara con su personalidad.Abrumada por la extraña sensación de alivio que me proporcionaba tener un nuevoobjetivo en la vida, volví a poner a Misery en marcha. Ya me preocuparía más tarde por lode ser una gallina clueca. Ahora debía encontrar un nombre para mi sofá.”
“—Tienes que dejar de pensar como una humana —sugirió Angel.—No me estás ayudando. Busca a Reyes.—Estoy aquí —dijo Reyes desde un rincón—. Viendo cómo te patean el culo. Otravez.Su gruesa túnica negra ondulaba a mi alrededor, lo que no mejoraba en absoluto elsúbito balanceo del mundo. Sin duda se trataba del Reyes incorpóreo. Los Beecher no loveían.—Haz algo —le dije a Reyes cuando conseguí librarme de las manos de Dewey porsegunda vez.—¿Puedo romperle el cuello a la vieja?—No.—¿Y a él?Eso tuve que pensármelo.”
“¿Estás enamorada de él?—¿De quién? —pregunté, perdida en el ardor del éxtasis que se acumulaba entremis piernas.—Del tío del psiquiátrico.—¿De Donovan? —pregunté sin aliento.—Si lo estás, tienes que alejarme de ti. —Enterró los dedos en mi cabello y me echóla cabeza hacia atrás, sobre su hombro, con una determinación implacable—. Tendrás quehacerlo. Todavía soy lo bastante fuerte para dejarte. —Gimió cuando deslicé la mano sobresu erección una vez más. Me sujetó la muñeca y volvió a mirarme a los ojos con unaexpresión de advertencia—. No yaceré contigo si amas a otro.”
“Si él estuviera en mi lugar y yo en el suyo, aunque le odiara con un odio que convirtiera mi vida en hiel, nunca hubiera levantado la mano contra él. [...] nunca le hubiera echado de su compañía, mientras ella la deseara. En el momento en que el afecto desapareciera, yo le hubiera arrancado el corazón y bebido su sangre. Pero hasta entonces [...] me hubiera dejado morir a pedazos antes de tocar un solo pelo de su cabeza.”
“—Ella no significa nada para mí. —La voz de Dank envió un hormigueo por mi cuello y en mi pecho—. Nunca te mentiría, Pagan. —dijo, con urgencia, contra mi oreja. Abrí los ojos para mirar hacia él, con ganas de ver el azul de sus ojos. Sus labios rozaron la punta de mi oreja e hizo un sendero hasta mi cara. Ambas manos se apoderaron de mi cintura tirando de mí con fuerza, contra su cuerpo—. Tú me tientas. No puedo caer en la tentación.No estoy hecho para ser tentado pero, Pagan Moore, me tientas. Desde el momento en que vine por ti me atrajiste. Todo acerca de ti... —Una de sus manos que se posaba en la parte izquierda de mi cintura, se trasladó hasta acariciar suavemente mi brazo—. Tú me vuelves loco de necesidad. De deseo. No lo entendía al principio. Pero ahora lo sé. Es tu alma llamándome. Las almas no significan nada para mí. No se supone que deban. Pero la tuya se ha convertido en mi obsesión. —Bajó la cabeza a mi hombro y me besó en la curva de mi cuello. Su mano se movió por debajo de mi camisa y el calor de la palma de su mano descansaba sobre mi vientre desnudo. Un pulso de calor se apoderó de mí y me apretó fuertemente contra él para que no me cayera—. Quiero matar a ese chico cada vez que veo sus manos sobre ti. —Besó el camino hasta mi cuello y arqueé mi cuello en respuesta a darle un mejor acceso. Nada se había sentido así. Su tacto era como una droga—. Quiero arrancar los brazos de su cuerpo para que no te pueda tocar de nuevo. —Un gruñido bajo, familiar vibraba en mi espalda—. Pero no puedo tenerte, Pagan. No estás hecha para mí. —Su voz sonaba torturada. Quería consolarlo. Él me reclamó también. De alguna manera, había entrado en mi mundo y se había convertido en el centro del mismo.”