“Si quieres comerte un plátano en público, nunca establezcas contacto visual connadie.”
“Somos enemigos, Holandesa. Unaprincesa y un peón, cada uno en bandos opuestos. —Esbozó una de sus sensuales sonrisastorcidas—. Se sentirían bastante decepcionados si supieran lo bien que nos llevamos.”
“Observé el salpicadero de Misery. Estar con ella me reconfortaba un poco, pero notanto como mi sofá. Y en ese momento me di cuenta. Me di cuenta de una atrocidad quehabía pasado por alto durante años. Nunca le había puesto nombre a mi sofá. ¿Cómo habíasido capaz de hacerle eso? ¿Cómo había sido tan insensible? ¿Tan fría y egoísta?¿Y qué nombre le pondría? Era un asunto importante. Muy importante. El muebleno podía ir por la vida con un nombre que no encajara con su personalidad.Abrumada por la extraña sensación de alivio que me proporcionaba tener un nuevoobjetivo en la vida, volví a poner a Misery en marcha. Ya me preocuparía más tarde por lode ser una gallina clueca. Ahora debía encontrar un nombre para mi sofá.”
“¿Cómo está el chaval?Había luchado contra un demonio por mí. Acababa de salvarme la vida, pero secomportaba como si no le importara nada en el mundo.—Está bien —le dije, sacudiendo la cabeza—. Un poco traumatizado, pero está enbuenas manos. Es sordo.—Lo sé.—¿Cómo? —pregunté sorprendida.—Te vi hablar con él durante un rato.Apreté los labios.—Acosador —le dije después.—Chalada.Ahogué una exclamación.—Neandertal.—Chiflada.—Gorila.Psicópata.¿Cómo afectaría aquel repertorio de insultos a mi estabilidad mental? Fruncí el ceñoy me incliné hacia él.—Demonio.Reyes enredó un dedo en el dobladillo de mi camiseta y tiró para acercarme a él.”
“Que no me importe no quiere decir que no lo entienda.”
“—Yo aprecio que sepas adelantarte —dijo con tono distante, como si estuviera pensando en otra cosa—. No tanto como tu delantera, pero aun así... Me giré en el asiento para mirarlo a la cara. —Mi delantera, como tú la llamas, tiene nombre. —Señalé mi pecho derecho—. Este es Peligro. —Luego el izquierdo—. Y este es Will Robinson. Apreciaría que te dirigieras a ellos como es debido.Se produjo un largo silencio en el que Garrett tuvo que parpadear varias veces. —¿Les has puesto nombre a tus pechos? —preguntó al final. Le di la espalda encogiéndome de hombros. —También les he puesto nombre a mis ovarios, pero ellos no destacan tanto.”
“Me comí a Donovan con los ojos, con una nueva sensación de afecto en el pecho.—¿Qué pasa? —preguntó con recelo.—¿Odin? ¿Le has puesto nombre a tu moto?Me guiñó el ojo y cogió el rollo de cinta adhesiva.—Me inspiré en una chiflada con un coche llamado Misery.”