“Somos enemigos, Holandesa. Unaprincesa y un peón, cada uno en bandos opuestos. —Esbozó una de sus sensuales sonrisastorcidas—. Se sentirían bastante decepcionados si supieran lo bien que nos llevamos.”

Darynda Jones

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“¿Estás enamorada de él?—¿De quién? —pregunté, perdida en el ardor del éxtasis que se acumulaba entremis piernas.—Del tío del psiquiátrico.—¿De Donovan? —pregunté sin aliento.—Si lo estás, tienes que alejarme de ti. —Enterró los dedos en mi cabello y me echóla cabeza hacia atrás, sobre su hombro, con una determinación implacable—. Tendrás quehacerlo. Todavía soy lo bastante fuerte para dejarte. —Gimió cuando deslicé la mano sobresu erección una vez más. Me sujetó la muñeca y volvió a mirarme a los ojos con unaexpresión de advertencia—. No yaceré contigo si amas a otro.”


“Luego clavó su mirada ardiente en mí y ladeó la cabeza con interés—. Holandesa. —Me ofreció una última mirada, una mirada llena de promesas y deseo, antes de retroceder y cerrar la puerta.Nos quedamos las tres allí de pie, con la mandíbula por los suelos. La tía Lil fue la primera en recuperarse. Me dio un leve codazo y dijo con un cacareo alegre:—Chicas, creo que deberíais hacer más pastelitos de chocolate de esos, porque ese muchacho parece hambriento.”


“Harper se acercó a mí con un propósito en la mirada, y con un último vistazo hacia Art, cruzó. No vi el dolor y el miedo que había sufrido durante todos esos años. No la viaterrorizada, y tampoco vi la pesadilla que había sido su estancia en el hospital psiquiátrico.Lo que vi fue cómo su padre la cogía y se la subía a los hombros mientras ella le señalabala ruta a seguir a través de los árboles que había en la parte trasera de la propiedad. Vi a su perro, un golden retriever llamado Sport, que le lamió los dedos hasta que ella no pudo soportar las cosquillas. Y vi el primer beso que le dio Art. Ella estaba en el instituto, viendo uno de los partidos de baloncesto en los que él participaba. Art se había lesionado y estaba en el vestuario. Harper corrió a ver cómo estaba. Estuvo a punto de desmayarse al ver el enorme bulto del brazo que tenía sujeto al costado, donde el hueso casi atravesaba la piel.Art se había tapado los ojos con el otro brazo para ocultar su angustia. Harper se acercó y, antes de que se diera cuenta de lo que ocurría, él le rodeó la cabeza con la mano y tiró de ella hasta que sus labios se unieron.Y luego cruzó.Ese toque romántico, la agonía del amor perdido, fue mi perdición.”


“—Eso es absurdo, Reyes. No podría matarte. Eres más fuerte que yo, y... y sabesluchar y todo ese rollo.—Cuando llegue el momento..., y llegará, hazlo rápido. —Me ofreció una sonrisapoco convencida—. No vaciles, Holandesa. No titubees ni un segundo.”


“¿Estás segura?—Absolutamalditamente.Confirmado. Estaba como un cencerro.Se volvió en redondo, enfadado, con ese gruñido gutural que solía provocarme un placentero estremecimiento a lo largo de la columna vertebral.—Eres la persona más tozuda…—¡¿Yo?! —exclamé, incrédula—. Que ¿yo soy tozuda?Ya lo creo. Lo mejor era encerrarme y tirar la llave.De pronto, se plantó delante de mí.—Como una mula.—¿Porque no quiero que te suicides? ¿Por eso soy tozuda?Bajó la cabeza hasta detenerla a escasos centímetros de la mía, aunque no le veía el rostro.—Absolutamalditamente.¡Plagiador! Apreté los dientes.”


“—Luego, tal vez tú y yo podríamos ir dando un paseo hasta esa cafetería de allí y tomarnos algo.—No eres mi tipo.Maldita fuera. A veces pasaba. En fin, ¿qué podía hacer una chica en esos casos?—De acuerdo, ¿vas a dejarnos pasar?—Me gustan más… verdes.—Por-fa-vor. —Saqué mi último billete de veinte—. Ahora sí que me has dejado tiesa.Me lo arrancó de los dedos y abrió la puerta.”