“—Yo aprecio que sepas adelantarte —dijo con tono distante, como si estuviera pensando en otra cosa—. No tanto como tu delantera, pero aun así... Me giré en el asiento para mirarlo a la cara. —Mi delantera, como tú la llamas, tiene nombre. —Señalé mi pecho derecho—. Este es Peligro. —Luego el izquierdo—. Y este es Will Robinson. Apreciaría que te dirigieras a ellos como es debido.Se produjo un largo silencio en el que Garrett tuvo que parpadear varias veces. —¿Les has puesto nombre a tus pechos? —preguntó al final. Le di la espalda encogiéndome de hombros. —También les he puesto nombre a mis ovarios, pero ellos no destacan tanto.”
“Y ahora me quedo aquí, con todas las cosas que nunca te llegué a contar. Pensando en todos los lugares que no te toqué. En cómo pude haber llegado por tu espalda, taparte los ojos, preguntarte quién soy y besarte el cuello para delatarme.Ahora estoy aquí, en el lugar donde se durmió todo, por no decir otra cosa. Justo aquí suena cuando me acuesto a dormir el eco de nuestras conversaciones. Ahora sólo hay viento y una verdad que duele reconocer.Y es verdad, yo una vez me sentí así, mucho antes de que llegaras tú, pero justo cuando llegaste tú yo me dije: ¡Nunca voy a volver a sentirme así!Pero ahora estoy aquí, en el mismo lugar, como no quería estar y sintiéndome como no me quería sentir más nunca. Rodeado de gente conocida y que me conoce y va diciendo mi nombre, pero soy indiferente porque me importa más que me rodees tú.Porque quiero escuchar de ti mi nombre, el tono de tu voz hace que suene perfecto. Es como si mi nombre lo llevara por ti. Y quizá si.”
“No sois en absoluto parecidas a mi rosa, no sois nada aún —les dijo—. Nadie os ha domesticado y no habéis domesticado a nadie. Sois como mi zorro. No era más que un zorro semejante a cien mil otros. Pero yo lo hice mi amigo y ahora es único en el mundo…Y las rosas se sintieron bien molestas.—Sois bellas, pero estáis vacías —les dijo todavía—. No se puede morir por vosotras. Sin duda que un transeúnte común creerá que mi rosa se os parece. Pero ella sola es más importante que todas vosotras, puesto que es ella la rosa a quien he regado. Puesto que es ella la rosa a quien puse bajo un globo. Puesto que es ella la rosa a quien abrigué con el biombo. Puesto que es ella la rosa cuyas orugas maté (salvo las dos o tres que se hicieron mariposas). Puesto que es ella la rosa a quien escuché quejarse, o alabarse, o aun, algunas veces, callarse. Puesto que ella es mi rosa.Y volvió hacia el zorro:—Adiós —dijo.—Adiós —dijo el zorro—. He aquí mi secreto. Es muy simple: no se ve bien sino con el corazón. Lo esencial es invisible a los ojos.—Lo esencial es invisible a los ojos —repitió el principito, al fin de acordarse.—El tiempo que perdiste por tu rosa hace que tu rosa sea tan importante.—El tiempo que perdí por mi rosa… —dijo el principito, a fin de acordarse.—Los hombres han olvidado esta verdad —dijo el zorro—. Pero tú no debes olvidarla. Eres responsable para siempre de lo que has domesticado. Eres responsable de tu rosa…—Soy responsable de mi rosa… —repitió el principito, a fin de acordarse.”
“Cuando, en Ginebra o Zurich, la fortunaQuiso que yo también fuera poeta,Me impuse, como todos, la secretaObligación de definir la luna.Pensaba que el poeta es aquel hombreQue, como el rojo Adán del paraíso,Impone a cada cosa su precisoY no verdadero y no sabido nombre.”
“―Incluso tus pies son sexys -murmuró ella.―¿Esa es tu parte preferida de mí? - preguntó él en voz baja tan cerca de su oído que la piel se le puso de gallina en el cuello.―Deberías saber cuál es mi parte preferida de ti.―¿La llamas La Bestia?Ella sonrió. Se imaginó que eso era lo que él pensaba. ―No, pero La Bestia está en el Top Diez.―El Top Diez, ¿eh? -Brian le besó el borde la oreja. Un escalofrió le recorrió la columna.―¿Son mis labios?Ella sacudió la cabeza. ―No, pero también están en el Top Diez.Con la lengua le rozó el punto pulsante bajo su oreja. ―¿La lengua?―No. Mi Top Diez parece muy lleno.Él se echó a reír y la abrazó. ―Es obvio que son mis manos. -Brian las sostuvo frente a ella y flexionó los dedos.―Equivocado de nuevo. Sin embargo es una buena suposición.―De acuerdo, me rindo -dijo él.Myrna se dio vuelta para mirarlo. ―Es tu cerebro.Él cubrió la sorpresa con una sonrisa. ―Bueno, tengo que admitir que esa era la última parte que pensé que dirías.―Controla todas tus otras partes. Es el responsable de tu increíble talento, tanto para la guitarra como en la cama.‖ Brian sonrió. Ella nunca descubriría porque necesitaba que lo completara cuando tenía groupies gritando por su piedad. ―Te hace decir cosas que mehacen reír y pensar. Te da esa dulce y romántica racha que trato de resistir. Tu personalidad, tu talento, tu corazón y tu alma. Lo que te hace ser tú. Todo eso está en tu asombrosa mente. No me malinterpretes. El cuerpo que tienes también es fabuloso.―Creo que me estoy sonrojando.”
“La limosna es un acto de caridad; pero la de un niño,además de caridad, es también como una caricia, ¿comprendes? Es como si de su mano se desprendiesen al mismo tiempo una moneda y una flor.Piensa que a ti nada te falta, y que a ellos les falta todo; que mientras tú anhelas ser feliz, ellos se contentan con poder seguir viviendo.”