“Se equivoca; las mujeres necesitamos otra información sobre un hombre como ése. No conocemos la calidez de su voz, si conversa mirando a los ojos, si su abrazo nos hace sentir pequeñas. A una mujer no le interesa un hombre que necesita ser rescatado. Como empleado, tal vez, concluye, pero para amar a un hombre, el alma buena es lo de menos.”
“No. Lo que nos pasa es un milagro.Hay un hombre para cada mujer. Un alma que complementa a otra a la perfección.”
“¿Por qué nos inquieta un hombre bañado en lágrimas? Una mujer que llora puede considerarse una parte excepcional pero conmovedora y digna de pena, de nuestra vida cotidiana, la acogemos con sinceridad y cariño. Pero ante un hombre que llora nos llena un sentimiento de desesperación. Es como si para él hubiera llegado el fin del mundo o como si él hubiera llegado al límite de lo que podía hacer.”
“...la diferencia no está en copular; está en la otra persona. Y dieciocho años es como si empezaras cuando descubres [i]esa[/i]diferencia. Al menos, si es una mujer lo que estás tratando de entender. A una mujer puede no durarle tanto el misterio de un hombre, aunque quizá representen una comedia... Como quiera que sea, ése es el gusto de la cosa. Los misterios y las comedias y todo lo demás. La variedad. La variedad no se obtiene sólo yendo de un lado a otro (...) No es ir de un lado a otro lo que te mantiene vivo. Es tener tu propio tiempo. Trabajar con el tiempo, no contra él.”
“El hombre no puede deshacerse de esta máscara, es la proyección de su carne y de su alma. Se le pega a la piel, jamás podrá liberarse de ella, pero está sumido en un profundo asombro, como si no pudiera creer que se trate de sí mismo.Esta imposibilidad de abandonar la máscara le causaba inmensos sufrimientos. Una vez que se la ha puesto, es imposible arrancársela, porque no tiene voluntad personal, o, si la tiene, no conoce el modo de expresarla y prefiere no mostrarla. La máscara deja así la impresión de un hombre que se contempla eternamente en el más profundo de los asombros.”
“Ser de la izquierda es, como ser de la derecha, una de las infinitas maneras que el hombre puede elegir para ser un imbécil.”