“Hoy el pesimismo recorre al país e infecta a quienes entran en contacto con él. México vive obsesionado con el fracaso. Con la victimización. Con todo lo que pudo ser pero no fue. Con lo perdido, con lo olvidado, lo maltratado. México estrena el vocabulario del desencanto. Se siente en las sobremesas, se comenta en las calles, se escucha en los taxis, se lee en las pintas, se lamenta en las columnas periodísticas, se respira en los lugares donde aplaudimos la transición y ahora padecemos la violencia.”
“Recordar lo que para mí han sido los primero libros me exige olvidar desde el principio todo lo que sé de libros. Ciertamente toda mi actual sabiduría se basa en la disposición con la que ya entonces me enfrentaba al libro. Pero así como en el día de hoy tema y contenido, objeto y materia, se enfrentan al libro como algo exterior, entonces se encontraba todo fundido en él, no era algo independiente de él. El mundo abierto en el libro y el libro mismo no podían separarse bajo ningún concepto: formaban un todo perfecto. De esta forma, junto al libro, también podían cogerse con la mano su contenido, su mundo, como si tuvieran asas. Y este mundo, el contenido, glorificaban a su vez al libro en todas sus partes: palpitando en él, iluminado desde él. Y no sólo anidaban en la portada o en los grabados. Su casa estaba también en los títulos de los capítulos, en las letras especiales con que empezaban, en los puntos y aparte, en las columnas, etc. Los libros no se leían sin más, no; se vivían, se moraba entre sus líneas...”
“—¿Por qué sigues creyendo en Dios? ¿No estás enfadada con Él por todas las cosas malas que te han pasado?Ella interrumpió lo que estaba haciendo y se volvió hacia él. Gabriel parecía muy infeliz.—A todo el mundo le pasan cosas malas. ¿Por qué iba a ser yo distinta a los demás?—Porque eres buena.Ella se miró las manos.—El universo no se basa en la magia. No hay unas reglas para las personas buenas y otras para las personas malas. Todo el mundo sufre en un momento u otro. Lo importante es lo que haces con tu dolor, ¿no crees?”
“el Palacio Legislativo del porfirísmo estaría rematado “con vistosos capiteles de estilo corintio y en mitad de los mismos, encima, destacado sobre el todo de la fachada, el Águila Azteca con sus alas desplegadas”. Pero sólo se construyó la cúpula y faltó lo demás […] En México, cuando algo no existe se le construye un edificio.”
“En las películas, la ropa simplemente desaparece cuando la pareja está lista para hacer el amor. Están completamente resplandecientes e iluminados con la banda sonora en alza. En la vida real, no es así. Jase tiene que quitarse la camisa y manosear torpemente la hebilla de su cinturón, y yo salto con un pie por la habitación quitándome los calcetines, preguntándome cuán poco sexy es eso. La gente en las películas ni siquiera tiene calcetines. Cuando Jase se quita sus jeans, el cambio que tiene en su bolsillo se sale, suena con estrépito y rueda por el piso.—¡Lo siento! —dice, y los dos nos congelamos, a pesar de que no hay nadie en casa para oír el ruido. En las películas, nadie es auto consciente en este punto, pensando que deberían haberse cepillado los dientes. En las películas, todo está hermosamente coreografiado, montado con una banda sonora cada vez más dramática. En las películas, cuando el chico atrae a la chica hacia él, cuando ambos están finalmente desnudos, nunca chocan sus dientes entre sí, se avergüenzan, necesitan reír y volver a intentarlo.Pero aquí está la verdad: En las películas, nunca es ni la mitad de lo maravilloso de lo que es aquí y ahora con Jase.”
“Que un protestante se muera en domingo lo entiendo, siendo Lutero el diablo. ¿Pero un católico?. Tampoco entiendo que los terremotos tumben iglesias, y con gentecita devota adentro.¡Qué! ¿No estamos los católicos seguros ni en las iglesias, a salvo de la ira de Dios? Está uno tranquilo en una iglesia escampándose del aguacero o de la música disco cuando ¡pum! le da al Otro por temblar, por tirarle a uno el techo encima, las torres y los candiles, el pararrayos y el reloj. Vivir en sí es un peligro y en las iglesias ni se diga con la protección de arriba.”