“- He renunciado a todo cuanto conozco - prosiguió Christian tras ella -. A todo el poder que me pertenecía por derecho. He dado la espalda a mi gente, a mi padre… incluso he renunciado a mi identidad… a mi nombre… por ti. Dime, ¿qué más he de hacer? Quizá cuando me veas caer a tus pies, muriendo por tu causa, seas capaz de comprender por fin hasta qué punto soy tuyo.”