“Y entonces pensé que la felicidad no "llega". No llega cuando te casas o cuando ya no dependes de tus jefes o cuando tienes el trabajo chingón o te vas a estudiar fuera. Es algo que está todo el tiempo, desde siempre, mezclado con las cosas pinches. Es un sentimiento de a ratitos, a veces dura más y a veces menos, pero va y viene. Y uno decide si lo agarra cuando está, o no.”