“Solo los tontos creen que el silencio es vacío. A veces para comunicar es mejor callar.”
“De acuerdo con los términos de este breve pero jugoso manifiesto capitalista, la ley de la selva es el código que naturalmente rige la vida humana y la injusticia no existe, puesto que lo que conocemos por injusticia no es más que la expresión de la cruel armonía del universo: son países son pobres, son pobres porque... son pobres; el destino está escrito en los astros y solo nacemos para cumplirlo: unos, condenados a obedecer; otros señalados para mandar. El autor fue el artífice de la política del Fondo Monetario Internacional en Brasil.”
“¿Qué decir de la gratitud que América Latina debe a la Coca-Cola, que cobra carísimas licencias industriales para proporcionarles una pasta que se disuelve en agua y se mezcla con azúcar y gas?”
“No es necesario saber leer y escribir para escuchar la radio de transistores o mirar la televisión y recibir el cotidiano mensaje que enseña a aceptar el dominio del más fuerte y a confundir la personalidad con un automóvil, la dignidad con un cigarrillo y la felicidad con una salchicha.”
“El Poder es capaz de todos los crímenes menos de los que requieren coraje. Devora héroes y caga locos. Hasta los postes del telégrafo se inclinan a su paso. El Poder inaugura cárceles el día primero de cada mes. El enemigo quiere un mundo sin dueños ni prohibiciones y el Poder advierte: el enemigo pretende hacernos creer que no existe pero, ¿quién no es peligroso para el orden público? El enemigo se infiltra, anida, intoxica, asedia: huele a azufre, tiene cuernos, es nocturno y joven y numeroso.”
“Yo quería dar todo antes de que la muerte llegase, quedarme vacío, para que la hija de puta no encontrara nada que llevarse.”